No cabe duda. Hablar a estas alturas de Campamento Flipy es hablar de una de las más incendiarias genialidades del séptimo arte. Aura de clásico desde el minuto 1. Poca broma.

El debutante Rafa Parbus - en plena etapa artística berlinesa, para más inri - nos aborda con un perfecto 3-4-3 humorístico casi al nivel de los grandes del género como Groucho, J.C. Monedero o el gif de McMahon.

La película va de un fanático de The Hoff llamado Flipy, interpretado por Flipy - jugada maestra - que por error se convierte en una especie de adulto con el cerebro de un niño. Bien. Hasta ahora ciencia ficción de la buena. Luego va a un campamento de "humor" con su amigo gordo (llamémosle Fran) y allí conocen a su nuevo colega uber friki (llamémosle Lorenzo, porque de hecho se llama Lorenzo).

Mención aparte merece la interpretación para nada sobreactuada de un pasadísimo Pablo Carbonell en el que es su último papel cinematográfico hasta la fecha. Un detalle que habla por sí solo. Como dicen los de La Renga "es mejor consumirse que dormir oxidado". ¿Quiénes son La Renga? Ni idea. Google es maravilloso. Ya puede venir mi primo J.J. Abrams con Serpientes en el avión 2 que Pablo no se va a mover del sofá. Faltaría mas. Una vez pruebas el cielo todo te parece un infierno. Menos Helen Mirren en Herostratus.

El guión es tan demencial que no me llegan las palabras. El campamento es una especie de reclutamiento de nuevos humoristas - todos socialdemócratas imagino - que deben competir por ver quién de ellos es el mejor cómico. Esta síntesis saca a relucir la influencia que la obra de Dante ha tenido en la película de Parbus. Más concretamente en el concepto de su círculo de Podemos... digo... de infiernos. ¿Qué no me creéis? Vamos a repasar por alto los particulares personajes que nos podremos encontrar en el campamento: Una sueca gorda, tías lanzándose mocos, un perro que habla, un gorila inteligente, Ignatius Farray, un lisiado, un hombre de los bosques, gente random... coño, es que ni el mejor Carlos Lozano esnifando 3 gramos de farlopa del pelo de María Patiño te monta este pseudouniverso.

Una maravilla. Sin duda a mi me cambió la vida. Empiezo a sentir cosas que no había sentido antes. Por ejemplo, envidiar a los muertos.

Lynch coloca en la bandeja de su DVD el disco que contiene Campamento Flipy. Tras 1 hora y 22 minutos de fotogramas el bueno de David comienza a afirmar con rotundidad, alcanza un bolígrafo con su mano derecha, lo lanza por la ventana, se gira de golpe y se queda toda la tarde mirando fijamente una pared vacía.


ESO es Campamento Flipy.