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Voto de Tylercito:
10
7.1
36,973
Comedia
Rob Gordon (John Cusack) tiene en Chicago una tienda de discos de vinilo que está a punto de quebrar. Comparte su afición por el vinilo con sus dos empleados, Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black). En la tienda, los tres reflexionan y discuten sobre la música que aman. Pero Rob tiene otro problema: quiere volver con su antigua novia Laura (Iben Hjejle), que está saliendo con otro chico. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2008
79 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás influyó haber visto primero el film, pero a mí eso me pareció.
Es la película pop perfecta.
Y como (casi) siempre, John Cusack se sale.
Es la película pop perfecta.
Y como (casi) siempre, John Cusack se sale.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
¿Por qué me parece mejor? Tienes tantos detalles... aunque musicalmente hablando es "menos completa", el enfrentamiento con Rob no es por teléfono y gana muchísimo, por ejemplo, luego está la aparición de Springsteen... y lo de patrocinar a los críos para sacarles una maqueta me parece sublime: una metáfora maravillosa sobre cómo da el paso de crítico a creador, de mirar desde fuera a meterse dentro, algo no sólo aplicable a la música, sino a toda su vida por completo.
Y esta conversación me dejó sin palabras, tanto en el libro como en la película (es una de las pocas ocasiones en las que he podido ver reflejadas en un cine mis ideas sobre el amor -también está ¡Olvídate de mí!, Moulin Rouge, El nuevo mundo... pero no es el momento):
“(…) Laura (entrando al bar en el que se encuentra Rob): ¡Hola! Bebiendo en un día de colegio, ¡qué novedad!
Rob: (Silencio).
Laura: Mmm… ¿Te preocupa lo de mañana?
Rob: No mucho, no (silencio).
Laura: Pues… ¿Vas a decirme algo, o saco el periódico…?
Rob: No, tengo que decirte algo.
Laura: Bien, y… ¿De qué se trata?
Rob: Ah… Iba a preguntarte si quieres, o no… Casarte… Conmigo.
Laura: (Carcajadas).
Rob: Qué, ¡en serio!
Laura: ¡Ya lo sé!
Rob: ¡Pues yo no le veo la gracia!
Laura: Lo siento, es que… Hace unos días estabas grabando una cinta para esa chica (…), y perdona pero no te considero una apuesta segura…
Rob: ¿Te casarías si lo fuera?
Laura: ¿A qué viene esto?
Rob: No lo sé, estoy harto de darle vueltas constantemente.
Laura: ¿A qué?
Rob: A estas cosas… El amor, sentar la cabeza, el matrimonio, ya sabes. Quiero pensar en otras cosas…
Laura (irónicamente): He cambiado de opinión. Es lo más romántico que me has dicho; Sí quiero, ¡lo haré!
Rob: Cállate, por favor. Intento explicártelo, ¿vale? Esa otra chica, o las otras mujeres, no importan. Creo que sólo son fantasías. Y, siempre parecen ideales porque nunca hay problemas, y sí, los hay, aunque muy tontos cómo, no sé, que nos hemos comprado el mismo regalo de Navidad, o que ella quiere ir a ver una peli que yo ya he visto y… Bueno, luego llego a casa y tú y yo tenemos problemas de verdad, y no quieres ver la misma peli que yo y punto y, no hay lencería, y…
Laura: Tengo lencería…
Rob: Ya lo sé, una lencería estupenda, pero también tienes esa de algodón que has lavado miles de veces y que cuelgas en la ducha, y… Y ellas también, pero yo no la veo porque no está en mi fantasía, ¿lo entiendes? Estoy harto de fantasías. Porque no existen. Y nunca hay sorpresas de verdad. Y además, nunca…
Laura: ¿Te llenan?
Rob: … te llenan, exacto. Estoy harto. Estoy harto de todo lo demás, pero no me harto de ti.
Y esta conversación me dejó sin palabras, tanto en el libro como en la película (es una de las pocas ocasiones en las que he podido ver reflejadas en un cine mis ideas sobre el amor -también está ¡Olvídate de mí!, Moulin Rouge, El nuevo mundo... pero no es el momento):
“(…) Laura (entrando al bar en el que se encuentra Rob): ¡Hola! Bebiendo en un día de colegio, ¡qué novedad!
Rob: (Silencio).
Laura: Mmm… ¿Te preocupa lo de mañana?
Rob: No mucho, no (silencio).
Laura: Pues… ¿Vas a decirme algo, o saco el periódico…?
Rob: No, tengo que decirte algo.
Laura: Bien, y… ¿De qué se trata?
Rob: Ah… Iba a preguntarte si quieres, o no… Casarte… Conmigo.
Laura: (Carcajadas).
Rob: Qué, ¡en serio!
Laura: ¡Ya lo sé!
Rob: ¡Pues yo no le veo la gracia!
Laura: Lo siento, es que… Hace unos días estabas grabando una cinta para esa chica (…), y perdona pero no te considero una apuesta segura…
Rob: ¿Te casarías si lo fuera?
Laura: ¿A qué viene esto?
Rob: No lo sé, estoy harto de darle vueltas constantemente.
Laura: ¿A qué?
Rob: A estas cosas… El amor, sentar la cabeza, el matrimonio, ya sabes. Quiero pensar en otras cosas…
Laura (irónicamente): He cambiado de opinión. Es lo más romántico que me has dicho; Sí quiero, ¡lo haré!
Rob: Cállate, por favor. Intento explicártelo, ¿vale? Esa otra chica, o las otras mujeres, no importan. Creo que sólo son fantasías. Y, siempre parecen ideales porque nunca hay problemas, y sí, los hay, aunque muy tontos cómo, no sé, que nos hemos comprado el mismo regalo de Navidad, o que ella quiere ir a ver una peli que yo ya he visto y… Bueno, luego llego a casa y tú y yo tenemos problemas de verdad, y no quieres ver la misma peli que yo y punto y, no hay lencería, y…
Laura: Tengo lencería…
Rob: Ya lo sé, una lencería estupenda, pero también tienes esa de algodón que has lavado miles de veces y que cuelgas en la ducha, y… Y ellas también, pero yo no la veo porque no está en mi fantasía, ¿lo entiendes? Estoy harto de fantasías. Porque no existen. Y nunca hay sorpresas de verdad. Y además, nunca…
Laura: ¿Te llenan?
Rob: … te llenan, exacto. Estoy harto. Estoy harto de todo lo demás, pero no me harto de ti.