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Voto de crissbass:
9
Serie de TV. Drama. Thriller Serie de TV (2013-2018). 6 temporadas. 73 episodios. El implacable y manipulador congresista Francis Underwood (Kevin Spacey), con la complicidad de su calculadora mujer (Robin Wright), maneja con gran destreza los hilos de poder en Washington. Su intención es ocupar la Secretaría de Estado del nuevo gobierno. Sabe muy bien que los medios de comunicación son vitales para conseguir su propósito, por lo que decide convertirse en la ... [+]
21 de marzo de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
House of Cards nos ha regalado una cuarta temporada sublime. Frank Underwood va un paso más allá en lo que a frivolidad se refiere. Él no siente ni padece nada que no sea un sentimiento extremendamento egoísta. No se guía por una ética, no dispone de ninguna ideología. Es un monstruo megalómano que solo tiene una ambición, y esa el poder absoluto. Si a lo largo de las tres primeras temporadas ya nos ha demostrado abiertamente que es capaz de hacer cualquier cosa, que el fin no solo justifica los medios, sino que el fin es lo único que justica todo, en esta cuarta temporada da un paso más como siempre es capaz de dar un paso más su majestuoso ego.

Pero si esta temporada me ha sorprendido, no ha sido por demostrarme nuevamente cómo Frank Underwood supera sin reparos a sus enemigos (que no contrincantes). Esta temporada ha brillado gracias a la extremada dureza de Claire Underwood, un personaje que no está detrás de Frank ni mucho menos, está al mismo nivel, y actúa con la misma frialdad, hipocresía y deshumanidad que su marido. Este matrimonio es un imperio. Y tú, espectador, te sientes pequeño, ensimismado, al ver lo que ésta estratégica alianza es capaz de dominar, te sientes pasmado ante lo que dos magnates de la política puedan realizar manipulando, mintiendo, y jugando a ser los titiriteros del mundo moderno.

House of Cards nos ha dado muchas lecciones sobre real politik. Personajes como Remy Danton (el lobbysta), o Raymond Tusk (el "tycon"), representaron cómo queda ninguneado el voto común, nos representaron la poca independencia entre el poder político y el poder financiero. Garret Walker nos enseñó que el poder es como la espada de Damocles, siempre sobre tu cabeza, a la espera de caer afilada sobre tu sien, lanzada por aquellos a los que considerabas aliados. Seth, el jefe de prensa del equipo de Underwood nos enseñó que los medios de comunicación son juguete que usan los políticos para dañar a sus oponentes, callar las críticas y mover con hilos la opinion pública. Por eso nunca permitía que ningún periodista de las ruedas de prensa de la Casa Blanca preguntara nada impertinente, y si alguien cavaba más de lo que debido, acabaría como Zoe Barnes y Lucas Goodwin.

House of Cards es, definitiva, una pesadilla. La cara más oscura de la democracia. La triste realidad de quienes realmente nos gobiernan. Una historia terrible que es excitante de observar, como lo son las películas de terror, como lo son las escenas bélicas más violentas. ¿Y cuál es la lección de Real Politik que nos ha enseñado la cuarta temporada de House of Cards? Nada nuevo. Algo que Federico García Lorca bellamente escribía con esta metáfora en Poeta en Nueva York:

"Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato;
debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero"

Debajo de cada gesto, de cada palabra y decisión que toman Frank y Claire Underwood, hay sangre, hay gente pasando hambre, gente explotada, personas haciendo cola para comprar gasolina y poder llevar a sus hijos al colegio. Debajo del apellido Underwood hay terror.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
crissbass
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