Aburre desde los créditos iniciales y no aporta nada no visto antes en películas de posesiones. Es una especie de Exorcista de marca blanca.

En el arranque ya empecé a dar cabezazos de sueño, aunque la aguanté y ahora tengo ganas de arrancarme los ojos. Por momentos parece una grabación familiar.

Lo peor: que me encantan las películas malas que quienes las ruedan saben que no dan más de sí, pero esta parece hecha en serio.
Lo mejor: que es cortita.