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Voto de Darth_Fonsu:
10
8.3
6,141
Drama
A finales de la Época Heian en el siglo XII, el gobernador de un pueblo es enviado al exilio. A pesar de que su familia quiere ir con él, ninguno podrá acompañarle, pues, engañados por una vieja que se hace pasar por sacerdotisa, son vendidos como esclavos por separado: la madre por un lado y los hijos por otro. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2007
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sanshô Dayû, dirigida por Kenji Mizoguchi en 1954 es una de las mayores obras maestras del cine japonés. Nos cuenta la historia del alcalde de un pueblo que es destituído de su cargo y desterrado por actuar en base a su conciencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Años después, su mujer y sus hijos, que están viajando a pie por el país, son secuestrados. La mujer, Tamaki, es enviada al burdel de una isla y los hijos, Zushio y Anju, son vendidos al cruel Sansho para que trabajen como esclavos. Años después Zushio parece haber olvidado los principios inculcados por su padre, y trata a sus compañeros del mismo modo que Sansho, pero su hermana Anju los mantiene vivos y al averiguar que Tamaki puede estar viva comienza a considerar la posibilidad de escapar...
Comparable en calidad a la también maravillosa Saikaku ichidai onna (La vida de Oharu, mujer galante - 1952), que nos muestra las peripecias de una joven que por una serie de desgracias va descendiendo hasta lo más bajo de la sociedad a lo largo de los años, El Intendente Sansho es magnífica en casi todos los aspectos. La puesta en escena es sumamente destacable, así como la dirección de actores, y también el montaje, que brilla sobre todo al principio, cuando se concatenan escenas de la familia errante con unos flashbacks que nos muestran como cayeron en desgracia. Pero sobre todo, es un film magníficamente escrito, en el que ni falta ni sobra una línea, con frases que resultan a veces conmovedoras (por lo que dicen, por cómo lo dicen y por cuándo y cómo se dicen) y con una trama plagada de paralelismos: varias escenas de la segunda mitad de la película reproducen escenas de la primera mitad, mostrándonos de manera dramática los cambios.
Una película éticamente irreprochable, que habla de caridad, de libertad, de lealtad hasta la muerte, de seguir fiel a tus principios cuando consigues un cargo con poder. En Japón hay mucho más que cine de terror contemporáneo, anime (aunque Miyazaki o Takahata sean comparables a los grandes realizadores japoneses de los 50) y rollito otaku de pose. Echen la vista atrás.
Comparable en calidad a la también maravillosa Saikaku ichidai onna (La vida de Oharu, mujer galante - 1952), que nos muestra las peripecias de una joven que por una serie de desgracias va descendiendo hasta lo más bajo de la sociedad a lo largo de los años, El Intendente Sansho es magnífica en casi todos los aspectos. La puesta en escena es sumamente destacable, así como la dirección de actores, y también el montaje, que brilla sobre todo al principio, cuando se concatenan escenas de la familia errante con unos flashbacks que nos muestran como cayeron en desgracia. Pero sobre todo, es un film magníficamente escrito, en el que ni falta ni sobra una línea, con frases que resultan a veces conmovedoras (por lo que dicen, por cómo lo dicen y por cuándo y cómo se dicen) y con una trama plagada de paralelismos: varias escenas de la segunda mitad de la película reproducen escenas de la primera mitad, mostrándonos de manera dramática los cambios.
Una película éticamente irreprochable, que habla de caridad, de libertad, de lealtad hasta la muerte, de seguir fiel a tus principios cuando consigues un cargo con poder. En Japón hay mucho más que cine de terror contemporáneo, anime (aunque Miyazaki o Takahata sean comparables a los grandes realizadores japoneses de los 50) y rollito otaku de pose. Echen la vista atrás.