La escena de Abel andando a caballo por la ciudad es totalmente hilarante, digna de Ed Wood. La escena del jurado que descalifica a la bailarina porque es muda es más que hilarante, grotesca, y ni hablar del posterior secuestro y estreno en el teatro, que supera todo lo esperado hasta para una comedia de televisión de la tarde. Parece una idea de una adolescente de 14 años con los clichés más increíbles que uno pueda imaginar: El director de la carcel y el "malandra", el personaje de Darin que no se sabe bien qué es salvo que es un ladrón de cajas fuertes que lo conoce todo el mundo y lo saluda por la calle como si fuera un actor de telenovelas. La profesora de baile que es un "cliché" viviente. Es totalmente incomprensible que esto se haya filmado, pero que venga manijeado como viene es asombroso. ¡Sin palabras! Lo que más asombra son las piruetas que hace la crítica para rescatarla. No basta con ambientar algo "durante la dictadura" para que sea bueno, che. Ese truco barato para cosechar premios ya no sirve...