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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
4
Fantástico. Acción. Comedia La vida del Dr. Stephen Strange cambia para siempre tras un accidente automovilístico que le deja muy malheridas sus manos. Cuando la medicina tradicional falla, se ve obligado a buscar esperanza y una cura en un lugar impensable: una comunidad aislada en Nepal llamada Kamar-Taj. Rápidamente descubre que éste no es sólo un centro de recuperación, sino también la primera línea de una batalla en contra de fuerzas oscuras y ocultas ... [+]
29 de octubre de 2016
23 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada he de aclarar que no soy fan de súper héroes ni del “nuevo” cine de Marvel. Aún así he intentado, con el mejor de los propósitos, participar de este género. Recuerdo, rebuscando en un pasado ya lejano, películas que cumplían con sus objetivos, como por ejemplo “Superman”, su primera secuela, o la siniestra e infravalorada “Darkman”, trabajadas en muchos aspectos por encima de la media, y que aún así es un género que no me lograron cautivar especialmente. Luego han ido sucediéndose normalmente productos, más que películas, que, con mayor o menor fidelidad, cuidan más sus aspectos técnicos que intentar renovar desde el punto de vista cinematográfico o narrativo.
Ya sé que para ir a ver esta clase de películas no se deben pedir peras al olmo, no se deben analizar en exceso, simplemente hay dejarse arrastrarse por el espectáculo en sí. Pero me temo que son productos estrictamente para esta clase, más que de público, de “fans”, porque el público del género fantástico es más amplio y exige, como si se tratase de cualquier otro género, muchas más cosas, sin conformarse con una factura externa costosa, porque en dos horas de metraje y con 165 millones de dólares de presupuesto (que pueden que hayan sido más), se podían haber hecho muchas más cosas.
Por ejemplo, y entrando en materia, se podían haber currado un guión que no se hubiera limitado a una mera sucesión de acontecimientos, en su mayoría esperables, que son más de lo mismo, y por ello previsible. Inútilmente se mezclan conceptos interesantes: el bien, el mal, la superación, apucuntura, chakras… que finalmente se convierten en un batiburrillo que olvida todo lo mencionado. Por ejemplo, en ese sentido, la serie de televisión “Kung- Fú”, la semidesconocida “El círculo de hierro” (rebautizada comercialmente con el título de “La flauta silenciosa”) y también protagonizada por David Carradine o “Matrix” al menos lo articulaban con mayor fortuna.
Este “Dr. Strange (Doctor Extraño)” está dirigido como un ejercicio de coordinación de efectos especiales pero sin pasión de ningún tipo, no hay un director detrás, sobre todo esto se nota en las escenas íntimas, en las que son los actores la base y no el truco. Las escenas de peleas se limitan a cambiar de plano cada milésima de segundo, mucho jaleo audiovisual, pero sin haber sido capaz de haber realizado una planificación limpia, cosa que sí ocurría incluso en la más cutre de las películas con Bruce Lee.
La elección de la mayoría de los actores secundarios, como los célebres Chiwetel Ejiofor, Mads Mikkelsen o, la mejor, con una gran presencia, Tilda Swinton, ha sido una elección acertada. Incluso Benedict Wong, no tan famoso como ellos, cumple. El caso de Rachel McAdams es penoso, ya que esta actriz, que ha sabido resolver en más de una ocasión, relegarla a un papel de mujer florero como Christine Palmer es de juzgado de guardia. Ya que ha estado desaprovechada al menos espero que lo haya cobrado bien. El caso de su protagonista, Benedict Cumberbatch, con una perilla a lo Ethan Hawke, es lo más desafortunado. Este actor está bien para personajes distantes, quizás con algo de misterio, pero carece del calor y del gancho para ejercer de héroe cercano que caiga bien o resulte atractivo, como era, por ejemplo y aunque nada tenga que ver, Harrison Ford como Indiana Jones.
Sus efectos especiales a veces son muy sugestivos, siguiendo una línea psicodélica de la mítica “2001” en cuanto a colores y diseños, otras veces nos remiten al “Origen” de Nolan y a algún que otro anuncio de coches y otras veces cansan, entre tanta pantalla de croma o muñequito digital que rebota por los edificios. Se supone que es su plato fuerte, serán nominados a los futuros Oscars, pero me quedo con la capa del protagonista, el maquillaje, el colorido o sus efectos de sonido. Su fotografía es atrayente aunque vacua y su banda sonora original, si exceptuamos los temas que no lo son, es un cruce de sombras entre los coros a lo Goldsmith, salvando las distancias, o el tono habitual de John Williams. Es un trabajo resultón, pero nos suena a conocido, así como su dirección artística, que nos evoca a “El cuervo”, sobre todo con ese gran ventanal o a las aludidas anteriormente, sobre todo “Origen”.
He pasado el tiempo, o mejor dicho, el tiempo ha pasado por mí mientras la veía encantado con su colorido, como las producciones de antaño esta compañía, la Disney, la cual por cierto me ha sorprendido, que con su rectitud moral tan estricta, incluya en sus diálogos palabrotas, como “joder”, llamando la atención de los más pequeños, cada vez más acostumbrados a la violencia y donde los protagonistas son incapaces de darse un beso o mostrar amor, aunque fuera empalagoso.
Este “Doctor Strange”, que nada tiene que ver con el “Doctor Strangelove” de Kubrick, ni que decir tiene que no tiene final, es una nueva franquicia en la que se avecinan más títulos, ese es el motivo. De hecho, tras los créditos principales del final hay un final y tras los larguísimos créditos finales que le siguen hay una escenita sorpresa que supongo, cuando sea emitida, será cortada por las emisoras. Ambos finales se los perdieron los espectadores que no saben esperar a que termine una película, que son los mismos que al apagarse la luz en un teatro, huyen con prisas sin seguir con la tradición de aplaudir. Un público maleducado y con mucha prisa, la misma prisa que quieren que tengan los productos que consumen, confundiendo lo que es ritmo con aceleración, quizás por ser consumidores de videojuegos. Y que esto, que no pasa de ser un producto intrascendente e irregular, sea recomendado o justificado por algunos críticos serios, para mí es preocupante. O carecen realmente de formación o lo más probable que hayan sido sobornados u obligados por su editorial. Es como a estas alturas ensalzar la saga Harry Potter y considerarla imprescindible en el cine de aventuras.
Maggie Smee
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