“Lucy”, aunque forzadamente, tiene un buen arranque, pero su progresión va a trancas y barrancas, no sólo argumentalmente, si no que su acción se ve interrumpida por ráfagas de escenas que parecen documentales junto al “speech” explicativo de uno de sus personajes para hacer más inteligible su final. En su último tercio el desastre se hace más palpable, culminando con un final que termina por hacer naufragar lo que podía haber sido un más que distraído film entretenimiento. Luc Besson, el cual empezó con buen pie con “Kamikaze 1999 (El último combate)” luego, aunque desigual, tuvo una muy interesante trayectoria. Quizás su punto de inflexión ocurre tras el relativo fracaso comercial de su “Juana de Arco”, donde decide empezar a descuidar su labor de dirección para centrarse en la producción, en su mayoría, productos de consumo de acción para su máxima rentabilidad y sin importarle demasiado su calidad. Su intento de volver por sus fueros en esta ocasión con “Lucy” le ha pillado confiado y desengrasado. Este invento que se mueve entre “Nikita”, y “El quinto elemento”, con dosis ecológicas provenientes de su “El gran azul”, mezcladas con algunas gotas filosóficas que parecen resúmenes de publicaciones divulgativas e influencias de “Matrix” como del Malick de “El árbol de la vida”, no le termina de funcionar por exceso de ser ante todo pretenciosa. Besson ha contado para la fotografía y música con sus colaboradores habituales que saben darle empaque al envoltorio, sobre todo, al menos para mí lo mejor de la película, sus espléndidos efectos sonoros, que no efectos de sonido que dicho sea de paso son muy buenos, sino su constante atmósfera auditiva. Su montaje, e incluso la coordinación y espectacularidad como se muestra en una persecución automovilística son eficaces, como algunos de sus actores a pesar se sus personajes (como por ejemplo Arm Waked) pero no logran sostener el conjunto ya que lo básico, su guión y la dirección están plagados de fisuras y contradicciones. También ha recurrido acertadamente a la violencia gratuita en este caso, ya que ha sido necesaria para que su resultado final no resultase ni hilarante ni naif, y que nadie del público pudiera pensar que Lucy fuera la hermana biónica de Harry Potter o familiar de “Carrie” en su nueva versión. Otro personaje más al saco de las lerdas, que mueven sus manitas como si fueran magas de circo cuando se supone que son seres con poderes paranormales, y si es poder mental, el movimiento folclórico de mover sus manitas como si se tratase de una turista aprendiendo sevillanas sobraba. Besson ha metido en la batidora del robot de cocina estos ingredientes y se lo ha ofrecido a la mayor gloria de su protagonista, pero su protagonista falla porque su personaje va mutando constantemente y no a su favor, se va haciendo más lista. A medida que la posible intriga va creciendo, su personaje va reflejando menos miedo, por lo que se va diluyendo no la sorpresa pero sí la tensión, a veces hasta parece una estrella del rock, Paris Hilton o la misma Scarlett que va de compras y que quiere pasar desapercibida, separándose por completo de la trama, aunque sale mona la chica, más que el mono que también aparece. Fallos de racords o recursos como el que cada vez que la chica se hace más inteligente y pilla un ordenador la velocidad del mismo también aumenta… es más, ¿necesita un ordenador o conducir con esos poderes? Bueno, creo que no hay que darle más vueltas, es un film de consumo, lo sé, pero que me ha dado decepcionado más aún porque esperaba más inteligencia por parte de Besson.