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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Drama Mathieu tiene 33 años y vive con la incógnita de no haber conocido a su padre. Su madre siempre le dijo que fue fruto de una aventura de una noche. Una mañana, en su apartamento de París, recibe una llamada desde Canadá, de un desconocido que dice ser amigo de su padre y le informa de que éste ha fallecido, y que le quiere enviar lo que le ha dejado en herencia: un cuadro. Movido por la curiosidad, decide viajar a Montreal. (FILMAFFINITY) [+]
12 de abril de 2017
38 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena ha tenido que ser la cosecha este año en el cine francés, o muy mal debe andar la retentiva de los votantes, para haber relegado injustamente “El hijo de Jean” a tan solo dos nominaciones en los Césars: mejor actor principal (Pierre Deladonchamps) y mejor actor de reparto (Gabriel Arcand). Puede que el cupo de coproducción con Canadá ya fuera cubierto con “Sólo el fin del mundo”, de Xavier Dolan y vieran excesivo nominar a otra película más, teniendo títulos propios de sobra. A saber.

El caso es que “El hijo de Jean”, dirigida con acierto por Philippe Lioret y, cuya adaptación al guión corre bajo su responsabilidad junto a Natalie Carter, es un ejemplo de cine bien estructurado. Tanto su ritmo como sus diálogos son creíbles, evitan situaciones melodramáticas subidas de tono y su interés no decae en ningún momento. Es la base necesaria para que un film funcione y “El hijo de Jean” la tiene.

No sé si habrá muchos espectadores a los que la película les deje huella, pero sin duda, cuanto menos, es un cine de indudable calidad, un cine que hace falta que prodigue más títulos como este y que parece que pasará desapercibido por la cartelera, aún a pesar de contar con buenas referencias. Es la “típica” película buena que si se visiona deja buen sabor de boca, aunque hayan muchos a los que ni les suene o no les atraiga, corriendo el riesgo de dejarla escapar.

La labor de montaje, sonido o sobre todo la de Flemming Nordkrog a la banda sonora está más conseguida que el trabajo de Philippe Guilbert a la fotografía, que no es que falle, en absoluto, pero su iluminación en los exteriores nocturnos en el campo, a veces, deja que desear, cosa que no le ocurre en los exteriores urbanos. Eso si nos ponemos muy puntillosos para señalar algún punto negativo, pero insistimos, que técnicamente o en su faceta artística no hay ningún borrón.

El apartado de los actores también es reseñable. Hasta los niños pequeños que aparecen o los que tienen papeles fugaces, como los dependientes, hacen un buen trabajo. Nada chirría, quizás no ya por una buena elección en el casting sino por una buena dirección.

Así da gusto ir al cine. Y no debe ser una apreciación subjetiva. Hacía tiempo que al finalizar la proyección, y eso que había casi media sala llena, los espectadores, aunque no prestaban atención a los créditos finales, ninguno se levantó, y comentaban los hechos que habían presenciado, compartiendo la conclusión con el que el film había cerrado.

Quizás lo que más me ha gustado de “El hijo de Jean” es su naturalidad. Los acontecimientos se van sucediendo sin la necesidad de intentar sorprender al espectador, pero con la ventaja de interesarle. No hay “suspense”, pero sí curiosidad por saber cómo se va a desarrollar, tanto lo que se nos propone como la reacción de sus personajes con lo que es fácil identificarse y cuyas reacciones son lógicas y humanas en todo momento. Todo ello hace, al menos para mí, que estemos ante un film apreciable y por supuesto muy digno.
Maggie Smee
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