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Voto de Francisco Javier Millan:
3
Bélico. Drama. Acción A finales de la II Guerra Mundial (1939-1945), a un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos como norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía orden de ... [+]
24 de febrero de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he dicho que lo mejor que generó la II Guerra Mundial fueron las películas que hablan sobre ella, directa o indirectamente. Un pozo sin fondo de relatos de heroicidad con temas de diversa índole que parecen no acabarse nunca. Una mina de grandes historias.
Uno de los terrenos menos explorado era el del robo de las obras de arte por parte de los nazis y su obsesión por almacenar todo tipo de objetos de cara a preparar algunos de los proyectos más megalómanos.
George Clooney se fijó en esta historia gracias a la inspiración de una novela escrita por Robert Edsel, donde se relataba las hazañas de un grupo de hombres enviados a rescatar todo este patrimonio. A priori una historia realmente atractiva que podría dar lugar a una gran película.
Pero nada más lejos de la realidad, Clooney asumiendo todos los roles posibles (actor, director, guionista, productor, …) reúne a un grupo de amigos para realizar la que es muy posiblemente una de las ocasiones perdidas más lamentables de los últimos años.
Puedo admitir que el tono ligero y divertido que tiene la cinta esté presente durante todo el desarrollo, pero lo que no podemos tolerar es que teniendo en bruto semejante potencial tanto de historias como de reparto no haya ni un ápice de buen cine a lo largo de todo el metraje.
Clooney ha puesto la mirada principalmente en dos películas, por un lado la magnífica “El puente sobre el río Kwai” de David Lean y por otro la mítica “La gran evasión” de John Sturges. Pero Clooney por mucho esfuerzo que le ponga, no llega a tener ni la profundidad del primero, ni el desarrollo de personajes del segundo.
Para lograr crear un grupo de personas con la misma motivación pero con diferentes características, lo primero que tienes que hacer es dotarles de una personalidad y de un área de movimiento que provoque una empatía absoluta con el espectador. En “La gran evasión” terminabas adorando a los personajes, reías con ellos, y te emocionabas con ellos.
La emoción y la diversión son dos elementos que no encontraréis en esta nueva película de Clooney. Jamás han estado tan desaprovechados gente como Bill Murray, posiblemente uno de los mejores cómicos de la historia del cine, o gente como Jean Dujardin (el inolvidable protagonista de “The Artist”) que tan solo pasaba por allí o la bellísima Cate Blanchett, que en la puerta del Oscar por “Blue Jasmine”, nos ofrece uno de sus personajes más aburridos e intrascendentes.
Me hago cruces de cómo es posible que con semejante filón no hayamos podido contemplar uno de esos títulos al que incluso podríamos llamar clásico.
Clooney tenía en sus manos la posibilidad de hacer su canto de cisne como director, pero no lo ha hecho. Solo hago más que imaginar lo que podría haber dado todo esto en manos de maestros como Spielberg o Eastwood, habrían sacado oro hasta de las piedras.
A pesar de ello, y contra todo pronóstico, la película parece querer centrarse hacía el final, pero dichas escenas llegan demasiado tarde.
Muchos la criticaran por su hálito pro americano, pero donde debemos darnos cuenta de lo endeble de la propuesta es en el desarrollo de un ritmo que va a trompicones y de una creación de personajes insípidos y prácticamente muertos desde el primer momento.
De todo ello, y a pesar del desastre, el compositor Alexandre Desplat entrega una de sus mejores partituras, deudora de Elmer Bernstein y del mismísimo John Williams. Y no es la primera vez que pasa en la que un compositor demuestra grandes dotes para ilustrar con música las imágenes de una película, mientras la misma discurre hacía el fondo y hacía el más absoluto desastre.
Francisco Javier Millan
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