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Voto de Francisco Javier Millan:
5
Ciencia ficción. Aventuras. Acción. Thriller La última entrega de 'Los juegos del hambre' nos muestra a una nación en guerra, en la que Katniss se enfrenta con uñas y dientes al presidente Snow (Donald Sutherland). Con la ayuda de algunos amigos, entre ellos Gale (Liam Hemsworth), Finnick (Sam Claflin) y Peeta (Josh Hutcherson), arriesgará la vida para salir del Distrito 13 y eliminar al presidente Snow. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2015
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El año pasado por estas fechas comentábamos que era incomprensible que este final partido en dos, cuanto más se acercaba a la conclusión, más anodino resultaba. Es decir, el tratamiento del clímax a la inversa, en un título capaz de descolgar de la saga a numerosos espectadores.
Ahora nos llega el fin de todo aquello, con un capítulo que comienza “al grano” y que apela a la buena memoria de sus seguidores. Otros como es mi caso, estuvimos durante unos minutos haciendo memoria dentro del desconcierto. Cosas de hacerse mayor e ir olvidando lo que no interesa.
Reconozco que sin llegar a emocionarnos, este tetralogía cinematográfica no acaba mal del todo, ofreciendo en su último respiro, una historia repleta de situaciones y, por lo tanto, de cierto entretenimiento.
Pero claro, cuando la base y los cimientos no están bien sujetos, el resto tiende a desmoronarse. Esta conclusión llega después de tres películas bastante intrascendentes y olvidables. Ninguna de ellas me ha hecho saltar de la butaca, y eso que partía de un material de fondo bastante óptimo, aunque mejorable.
A esta saga le ha faltado una mayor personalidad en su dirección. Los dos realizadores que han estado al mando, no han sabido pilotar esta aventura, ofreciendo un espectáculo complaciente para los tiempos de corrección política que nos dominan.
Este final vuelve a tener un problema de tono, una mezcla muy mal maridada entre el entretenimiento juvenil, el cine con discurso político y los universos distópicos descabellados. Hasta incluso se atreven con una set piece terrorífica, con zombis incluidos, en las alcantarillas del Capitolio.
Su justa interpretación y el giro (esperable) en su tramo final, hacen de esta producción un trabajo inocente y hasta salvable, pero de gran significado para muchos.
Eso sí, mejor sería que se hubieran ahorrado ese risible epílogo. Aunque cuando llega, casi te alegras de que todo aquello haya concluido.

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Francisco Javier Millan
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