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Tajikistan Tajikistan · Barcelona
Voto de Halbarro:
9
Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2006
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tarde calurosa, una pequeña habitación, un ventilador estropeado, un jurado, doce hombres, doce ideas, doce pasados y un futuro por decidir. Son los ingredientes de esta feroz crítica al sistema judicial estadounidense.
La principal idea de este film se puede resumir con la premisa "no es verdad todo lo que parece". Todas las pruebas aportadas por la acusación apuntan a la culpabilidad de un jóven de matar a su propio padre con una navaja, pero para el personaje de Henry Fonda no son lo bastante claras como para llevar al muchacho a la silla eléctrica.
Sidney Lumet logra abarcar en doce sujetos toda la sociedad norteamaricana, arquetípicamente diferenciada por los personajes interpretados por Henry Fonda y Lee J. Cobb, ambos buenos ciudadanos pero con valores y pasados enormemente diferenciados. Los demás personajes representan otras áreas de esa sociedad, dominadas por la inseguridad, el vicio, la falta de escrúpulos, la inconsciencia... aunque también confía en la buena fe de los personajes. Las explicaciones del personaje de Henry Fonda (miembro nº 8) defendiendo la inocencia del acusado pueden parecer repelentes y rebuscadas, algo magníficamente interpretado por el resto del reparto. Es interesante observar como aspectos externos a un tema pueden afectar al mismo, como a mi parecer puede ser el calor, que altera el comportamiento de los miembros del jurado: los hace mas irascibles, irritantes e incomprensibles... y teniendo en cuenta la importancia de la resolución, es injusto. Nos ético que un hombre (que puede llegar a ser tan influenciable y subjetivo) o un grupo de hombres pueda decidir sobre la vida o la muerte de otro, menos aún cuando la solidez de las pruebas es cuestionable. El genial guión por parte de Reginald Rose incluye una gran profundización en los personajes, algo que es de agradecer a la hora de observar como estos estan tremendamente influenciados por su pasado y su entorno a la hora de declarar culpable o inocente al acusado (el hombre que tiene un grave conflicto generacional con su hijo, el hombre que proviene de los suburbios, el que cree que todos los jóvenes pobres actuan igual...).
Cinematorgráficamente hablando, la aplastante sencillez del film hace que el mensaje sea mas claro y preciso (un unico espacio, doce personajes, sin cortes temporales...)
En definitiva, "Doce hombres sin piedad" es sin duda uno de los mejores dramas jurídicos de la historia y la obra cumbre del por entonces debutante Sidney Lumet y representa una oda a la justicia, a la ética del hombre, y a la humanidad, que no se ve refeljada en el sistema judicial norteamericano, aparte de ser un firme manifiesto contra la pena de muerte, que al fin y al cabo, es inadmisible para la configuración de un auténtico estado de derecho.
Halbarro
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