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Voto de antonio lopez herraiz:
10
5.0
128,976
Comedia
La vida de Lloyd y Harry, dos amigos de una estupidez supina, es un auténtico desastre. El primero trabaja como chófer de una limousina, y el segundo se dedica a transportar perros. Cuando Lloyd se enamora de una chica de buena posición, que deja olvidado un maletín en el coche, los dos amigos emprenden un viaje por todo el país para devolvérselo. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente hay películas que nacen -no sus precuelas ni sus secuelas, ambas en este caso- para instalarse crónicamente dentro del rincón más tontaina (o sea, el que está menos perjudicado) de tu subconsciente. Uno de esos artefactos era precisamente la carta de presentación de los Hermanos Peter y Bobby Farrelly en el tesoro más valioso de su filmografía: lo siento, para mí Lloyd & Harry siempre estarán por encima de Mary Jensen y Ted Stroehmann, y ganando por muy poca distancia a Roy Munson e Ishmael Boorg.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Que levante la mano quien no haya imitado los movimientos de kung fu de Jim Carrey antes de quedarse cegado por los faros de Lauren Holly, imaginado -que no intentado, quiero creer- a qué sabe la escarcha de hielo cuando la chupas o fantaseado con achuchar, querer y hacer carantoñas a un periquito "mudo".
Lo de si alguna vez has estrujado un bote de mostaza o ketchup para que el chorro se impulse hasta tu boca mejor no me atrevo a preguntarlo, y menos en la era dorada de los retos virales, tiktokers y demás fauna lobotomizada de las redes sociales.
Y me disculpo de antemano si con esto ofendo a los puristas musicales más sesudos, pero cada vez que escucho a The Primitives tocando 'Crash' me imagino a Jim Carrey al lado de Jeff Daniels, agitando los brazos y haciendo como que corre en el asiento de una furgoneta tuneada como un perro gigante. Peor sería que me gustase la versión de El Canto del Loco, supongo. Y sí, sé que no es esa escena, es que mi memoria va un poco a lo suyo.
Por increíble que parezca, y aún a riesgo de que se me declare blasfemo de la comedia, Jim Carrey permanece todo el tiempo a la sombra -le conocemos, ya no hay factor sorpresa- de un magnífico, glorioso, sorprendente y apoteósico Jeff Daniels -aquí sí hay sorpresa- revelándonos que no está menos dotado que Carrey para encomendarse a la estupidez como virtud.
'Dos tontos muy tontos' (1994, Peter & Bobby Farrelly) es una concatenación de gags tan genial que difícilmente habría de reproducirse en la filmografía de sus directores -repito, con la excepción de Woody Harrelson y Randy Quaid-. Y es tan improbable que eso les vuelva a suceder como que un autobús lleno de reinas de la belleza se pare delante de ti en mitad del desierto.
Lo de si alguna vez has estrujado un bote de mostaza o ketchup para que el chorro se impulse hasta tu boca mejor no me atrevo a preguntarlo, y menos en la era dorada de los retos virales, tiktokers y demás fauna lobotomizada de las redes sociales.
Y me disculpo de antemano si con esto ofendo a los puristas musicales más sesudos, pero cada vez que escucho a The Primitives tocando 'Crash' me imagino a Jim Carrey al lado de Jeff Daniels, agitando los brazos y haciendo como que corre en el asiento de una furgoneta tuneada como un perro gigante. Peor sería que me gustase la versión de El Canto del Loco, supongo. Y sí, sé que no es esa escena, es que mi memoria va un poco a lo suyo.
Por increíble que parezca, y aún a riesgo de que se me declare blasfemo de la comedia, Jim Carrey permanece todo el tiempo a la sombra -le conocemos, ya no hay factor sorpresa- de un magnífico, glorioso, sorprendente y apoteósico Jeff Daniels -aquí sí hay sorpresa- revelándonos que no está menos dotado que Carrey para encomendarse a la estupidez como virtud.
'Dos tontos muy tontos' (1994, Peter & Bobby Farrelly) es una concatenación de gags tan genial que difícilmente habría de reproducirse en la filmografía de sus directores -repito, con la excepción de Woody Harrelson y Randy Quaid-. Y es tan improbable que eso les vuelva a suceder como que un autobús lleno de reinas de la belleza se pare delante de ti en mitad del desierto.