¿Terror de serie B u otro Sci-Fi salchichero ochentero? En ambos casos, igualmente, el producto final termina siendo un pedazo de excremento proclive a transformarse en objeto de culto que hará feliz a los gourmets de la extravagancia marrana que, con ímpetu incansable, proseguimos en las tripas de las plataformas con el rastreo de rebosantes cenagales de cine costroso en los que revolcarnos.
Ojalá aquel 'Invaders from Mars' (de la misma añada) manufacturado para el cuestionable lucimiento de Karen Black e hijo hubiese alcanzado un cuarto del sentido de la desvergonzada locura que despliega un Ted Nicolaou en esta gamberrada tan dotada de anarquía imprevisible como el resto de la filmografía posterior de su autor para la Full Moon Features de la Familia Band -aquí también implicados- con las franquicias de 'Subspecies' o 'La magia de los Gnomos', en la primera adaptación real de 'Lucky Luke' -sí, la de Terence Hill- e incluso en el cine documental ('Dalí y Disney: Una cita con el destino').
Puede que a 'TerrorVision' (1986, Ted Nicolaou) proceda describirla sutilmente como un gigantesco pedazo de mierda. Pero es mierda de la buena, o lo que un intelectual sibarita denominaría como cine 'imprescindible y necesario'. Por cierto, si alguien me dijese que todo el dinero invertido en su producción se fue en la parafernalia de los F/X gore, hongos alucinógenos para todo el equipo de rodaje y el reparto o en la creación de una albóndiga alienígena diseñada por el gran John Carl Buechler, me lo creería.
Por otro lado, siempre es grato toparse con rostros tan familiares como Diane Franklin ('El último americano virgen'), Chad Allen -también conocido como el hijo adolescente de Jane Seymour en 'Dra Quinn'-, la musa de Warhol o Roger Corman y pintora Mary Woronov o un ultraparódico Jon Gries ('Perdidos') con camiseta de W.A.S.P y peluca metalera.
De cabeza a mi ranking de las mejores películas malas de todos los tiempos, pisándole casi los talones a 'El Vengador Tóxico 4: Ciudadano Toxie' (2000, Lloyd Kaufman).