Clint Eastwood, inconfundible icono del cine estadounidense, ha logrado filmar un clásico de gran calidad que perdurará en la historia en una época en la que el cine de calidad a nivel "mainstream" (por decirlo de alguna manera) escasea. Ese clásico es "Gran Torino".

En este largometraje el protagonista es un veterano de Corea cascarrabias, mentalmente chapado a la antigua, recientemente enviudado y con unas relaciones familiares nefastas. Dadas las circunstancias, tiene que quedarse a vivir con la única compañía de su perra y cuidando una de sus joyas más preciadas: Un Ford Torino del 72. A medida que transcurre la historia ve que el lugar en el que vive está poblado por gente de otras etnias que no puede ver ni en pintura, como orientales o afroamericanos. Ciertas circunstancias hacen que poco a poco este rudo anciano se haga amigo de unos vecinos suyos de origen oriental (gente que no soportaba en un principio) hasta tal punto de hacer un acto de redención definitivo hacia el final del film.

Con este film queda una cosa clara: No es necesario tener una historia muy complicada para hacer un film bueno. Basta con tener una historia sencilla como la de este hombre y rodarla decentemente: Buenos planos, buena fotografía, buenas interpretaciones, etc...

Racionalmente le daría un 7, porque podrían corregirse algunos detalles del guión, pero como me recuerda mucho en muchos aspectos a una persona muy apreciada por mí, le doy un punto más.

Todos hemos conocido a un Walt Kowalski.