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Voto de Cinemagavia:
7
Comedia Dewey Finn (Jack Black), un guitarrista con delirios de grandeza, es expulsado de su banda. La falta de recursos económicos lo obliga a buscar trabajo, cosa nada fácil, por lo que, finalmente, decide suplantar a un profesor sustituto en una escuela privada. A los alumnos de 5º grado intentará enseñarles el "rock & roll de alto voltaje". Además, entre los niños está Yuki, un guitarrista prodigio de nueve años que puede ayudarle a ganar ... [+]
25 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*¿Rendirse? Jamás

Richard Linklater es uno de los iconos del séptimo arte, el realizador se ha conseguido hacer un nombre gracias a diversas películas que son ya un clásico. Una de ellas es Escuela de rock, con un guion de Mike White. Con una presentación llena de energía y de movimiento, se expresa a la perfección la personalidad marcada de la cinta. A través de su protagonista, se establece una línea narrativa que hace apología a la metamorfosis personal y a la lucha por la pasión vital. Asimismo, se presenta un escenario totalmente opuesto al territorio natural de Dewey y es donde empieza un discurso que deja tintes con un mensaje personal. Por tanto, ese amor por la música se convierte en el vehículo de expresión interior, además de ser el contexto que da pie a la disparatada sucesión de situaciones que se muestran.

Por otro lado, la forma en la que se presenta a los alumnos se realiza de una forma paulatina y a fuego lento. De esta forma, cada uno de ellos tiene su lugar en la película. No obstante, cabe decir que se ha sabido dar importancia a aquellos personajes en los que era necesario hacerlo. Así, de esta manera, se conoce la influencia de la educación, incluso en el sentido más amplio de la palabra. Sin duda, es una crítica a un sistema educativo encorsetado y obsesionado por el orden, la puntuación y las buenas maneras. Gracias a ese humor tan alocado y una problemática fresca y divertida, se llega a una lectura distendida del relato. En su conglomerado, sabe perfectamente cuál es su target y cuál es su identidad, por lo que cumple perfectamente con su función, aunque haya momentos en los que haya un histrionismo excesivo.

*Pequeñas grandes promesas

Tal vez sea la mejor película de Jack Black, o no, pero lo que está claro es que en Escuela de rock pone toda la carne en el asador desde el primer minuto. En primer lugar, conserva ese espíritu irreverente, gamberro y desastre que hace que su interpretación esté llena de carisma y magnetismo. Añadido a ello, es un gran maestro de ceremonias, que, pese a ser la columna vertebral del film, no opaca al resto de compañeros que forman parte del largometraje. También hay que destacar el buen uso que hace del movimiento en el espacio, unido a un gran desempeño y manejo del humor más físico. Junto a ello, cabe recordar esa expresión facial tan característica, que aunque haya momentos de ser excesivo, es lo que hace que se convierta en uno de sus papeles insignia.

Por otro lado, el elenco infantil es una delicia y cada uno de ellos demuestra que pese a ser pequeños en edad, ya tenían un talento en ciernes. Absolutamente todos los intérpretes están brillantes, aunque algunos tengan más importancia en la trama que otros. Por esta razón, hay que mencionar en especial a Miranda Cosgrove, Joey Gaydos Jr., Robert Tsai y Maryam Hassan. La entonces pequeña Cosgrove sabía cómo dar rienda suelta a su personaje, haciendo de una personalidad aparentemente difícil de conectar en un personaje muy simpático para el público. Gaydos Jr., Hassan y Tsai tienen esa inocencia escénica, que dan mayor naturalidad al film. Por último, destacar a Joan Cusack, que da el contrapeso energético y muestra un sello de identidad interesante. Además, sorprendentemente, hace un combo con Black que despierta las risas en el público, demostrando la química entre ambos.

*Tributo al mundo de la música

El estilo de Escuela de rock se mueve entre el universo del rock’n’roll, a veces algo caricaturesco, y los films de índole juvenil que tanto éxito tuvieron en los años 90. De esta forma, se acerca a una creación de la imagen con ese toque de nostalgia y con una luminosidad marcada. Aun así, no deja de lado ese punto más activo, donde se ven escenas con una buena actividad y propuesta en las escenas musicales. A ello se le une la gran labor de la dirección de arte, que pese a jugar en una cotidianidad sencilla, tiene puntos estéticos importantes, sobre todo en lo concerniente al imaginario que se hace de las bandas de rock y lo que hay tras ellos. Sin duda, éstos contrastan con la rigidez y la frialdad que giran alrededor de la puesta en escena del Colegio Privado, uno de sus principales escenarios.

Otro de los aspectos fundamentales es la banda sonora, la cual sigue la estela de la imagen de la película, pero, además, es el perfecto punto de anclaje con el resto de elementos artísticos. Asimismo, se escuchan multitud de temas inolvidables, que se funden con las pistas más juveniles y en torno al público familiar. Luego, el montaje es otro de los grandes aliados de la cinta, dando un resultado fresco, bien unificado y con una soltura, que mezcla perfectamente ese toque musical. Únicamente, aunque hay momentos de gran espectacularidad, se echa en falta que se hubiera apostado más por esa potencia, que se ve perfectamente, pero hubiera sido una explosión artística muy disfrutable. No obstante, sigue siendo un film estupendo, que merece la pena ser visto y por el que no pasan los años.

*Conclusión

Escuela de rock es una película fresca, alocada, con un humor enérgico, que sabe dar esas pinceladas emocionales que envuelven al espectador. Sumado a ello, hay un gran Jack Black, que demuestra tener un carisma frenético brillante. Junto a él, un elenco infantil con mucho talento. A nivel artístico es un homenaje al rock’n’roll con un montaje lleno de movimiento, color y un manejo de la cámara atrayente. Un concierto gamberro, que sabe cómo cautivar a todo tipo de públicos.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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