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Voto de Cinemagavia:
8
Intriga. Thriller. Fantástico. Cine negro. Terror A Harry Angel (Mickey Rourke), un detective privado que está pasando una mala racha, lo contrata en Nueva York un peculiar y enigmático personaje, Louis Cyphre (Robert De Niro), para que encuentre a un hombre desaparecido. Durante la investigación Harry conoce a la joven Epiphany Proudfoot (Lisa Bonet), hija de un sacerdote vudú, y poco después comienzan a suceder extrañas muertes que parecen estar relacionadas con la magia negra y que ... [+]
5 de octubre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una deuda pendiente

Harry Angel (Mickey Rourke) es un detective de los de toda la vida; modales hoscos; fuma mucho; se mueve como pez en el agua en los bajos fondos. No es que lleve una carrera muy brillante, sus servicios se requieren para trabajos de poca monta y exigua remuneración. Un día, sin embargo, un tipo extraño llamado Louis Cyphre (Robert de Niro) y su abogado llaman a su puerta. Harry recibe el encargo de buscar a un tal Johnny Favorite ,un cantante de blues desaparecido tras la Segunda Guerra Mundial (la película se sitúa en 1955), e informar de si está vivo o muerto. En caso de que aún viva, el señor Cyphre desea cobrarse «una deuda» que contrajo con él hace tiempo. El trabajo, por cierto, está muy bien pagado.

Los primeros compases de El corazón del ángel son de un cine negro clásico y arquetípico, a base de detectives, personas desaparecidas, picaresca en las indagaciones, personajes de mala catadura… Sin embargo progresivamente la película se enrarece y van surgiendo pequeños y aislados elementos irracionales que ensombrecen la historia y llevan a El corazón del Angel a un nivel distinto. Se puede ver muy bien en la traslación del lugar de acción de la película: de Nueva York a Nueva Orleans. Alan Parker va modulando bien la intensidad y el carácter de la historia, reinventándola a medida que pasan los minutos sin que se acuse un exceso de heterogeneidad.

*Aromas sureños

A Harry Angel le preocupan varias cosas de su investigación. Una de ellas es que va dejando tras de sí una ingente cantidad de cadáveres a medida que va conociendo a gente relacionada con Johnny Favorite. En efecto, desde médicos que le trataron, a breves amores que tuvo, todos van cayendo de forma misteriosa. El detective se empieza a obsesionar por lo inesperadamente personal del desarrollo del caso. Una pista le lleva a Nueva Orleans, donde tendrá que entrar en círculos que van desde garitos de blues a extraños rituales de magia negra. A medida que permanece en la localidad sureña, todo se va enrareciendo más.

Aspectualmente, El corazón del ángel es intachable. El impresionante trabajo en el diseño de producción de Brian Morris (cuyo palmarés se nutre de películas como la primera entrega de «Piratas del caribe», «Evita», o «El dilema») y la estupenda fotografía de Michael Seresin nos transportan a un mundo turbio y enigmático. La parte de Nueva Orleans es casi tangible para el espectador, se respira el aroma a podredumbre de las calles, el humo de los locales de música, el estupor de los ritos vudúes. La banda sonora por su parte, a cargo de Trevor Jones, tiene algunos tics ochenteros pero se amolda a la perfección.

*Estilo llamativo

No es infrecuente encontrar críticas sobre el cine de Alan Parker haciendo hincapié en su tendencia al efectismo y a las soluciones llamativas. Es posible que haya algo de eso en El corazón del ángel, pero no lastran demasiado el conjunto. En todo caso podría notarse en la segunda mitad de la película donde van apareciendo recursos cada vez más extraños y perturbadores: símbolos vudú como patas de gallo cortadas, extrañas ceremonias, visiones paranoicas por parte de Harry Angel. En cualquier caso según se avanza más en la película, más no vamos introduciendo en el género de terror. Visualmente hay momentos que tienen evidentes funciones de causar efecto en el espectador y de llamar la atención. Mención especial para una escena que Harry comparte con Ephiphany (Lisa Bonet) y que causo cierta controversia.

De todos modos estos momentos altisonantes cumplen bien su función, y si bien se podría haber optado por soluciones más sutiles, todo encaja en la atmósfera perversa de la película. Lo mismo se podría decir de los radicales giros de guion que se van sucediendo y sacudiéndonos. Además hay que reconocer al propio Alan Parker la idea de mover gran parte de la acción a Nueva Orleans, pues la novela original de William Hjotrsberg transcurría íntegramente en Nueva York.

*La mirada glacial y la picardía detectivesca

Uno de los bastiones sobre los que se sostiene El corazón del ángel son las actuaciones de Mickey Rourke y Robert De Niro. Éste último, si bien el papel es secundario, encarna a Cyphre de una forma minimalista y profundamente inquietante. Se trata de un personaje misterioso, de mirada gélida y aspecto lúgubre. Viste de forma impoluta y parece ser que tiene cierta fijación con la religión. Parece un hombre tranquilo, pero no podemos evitar recelar de cierta aura de misterio a su alrededor. Este Robert De Niro contenido se apodera de la pantalla de forma similar a cuando desempeña una actuación más expresiva. No sé por qué el personaje de Wallace (Jared Leto) en Blade Runner 2049 me evoca ligeramente a Cyphre.

Mickey Rourke llegaba a El corazón de el ángel en la cima de su popularidad después de haber protagonizado 9 semanas y media, taquillazo de pretensiones eróticas que arrasó en medio mundo. El personaje de Harry Angel le viene como anillo al dedo, todas las cualidades chulescas y un poco crápulas de un detective son muy apropiadas para él. De hecho hace una actuación enérgica y esforzada. A Mickey Rourke le comió un poco el personaje y alguna excentricidad (como su carrera de boxeador), pero es un buen actor que ya había trabajado con Coppola en «La ley de calle» (1983) o «Cimino en Manhattan Sur» (1985). En El corazón del ángel nos regaló una de sus mejores actuaciones.

*Conclusión

El corazón del ángel es un thriller clásico y atípico a un tiempo, cuya capacidad para volverse más irreal y viciado, según pasan los minutos, sirve para engancharnos mediante el incentivo de la inquietud. La encomiable dirección artística y las buenas actuaciones de Rourke y De Niro son la guinda que corona esta historia de búsqueda de respuestas que, quizá, es mejor que permanezcan ocultas.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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