*Buen comienzo de fase

Una de las cosas que más he pensado viendo Ant-Man y la Avispa: Quantumanía es lo mucho que se parece a 'Doctor Strange 2 en el multiverso de la locura', uno de los productos mejor elaborados de la historia del Universo Cinematográfico Marvel y, sin querer meter el dedo en la llaga con el resto, de lejos la película más destacable de la fase anterior. Como digo, sin necesidad de dar nombres, está claro que la cuarta ha sido la más floja, salvo excepciones, un cúmulo de errores en los efectos especiales que han colmado la paciencia de millones de fans que no entendían muy bien el rumbo de la franquicia al ver el sinsentido de la sobrexplotación del producto al que se sumía.

Evidentemente, no soy adivino (ni tampoco fanboy) como para aventurar el futuro próximo del mastodóntico estudio, pero la tercera pieza de nuestro cuántico superhéroe ha sido una grata sorpresa para los sentidos. Por muchos motivos de peso está por encima incluso de la primera cinta, y por supuesto de la de 2018. Y algunos de sus argumentos son, desde luego, que Peyton Reed acierta enormemente cogiendo en peso un guion de Jeff Loveness que sí aporta mucho. ¿Es esto posible en Marvel Studios? Así es. La importancia de dicha escritura es tremenda en el resultado final, lo que hemos visto en pantalla durante aproximadamente dos horas.

Sin necesidad de llegar al punto de "locura" de la última dirección de Sam Raimi con 'Multiverse of Madness', en la que por fin se daba rienda suelta a lo que un niño pequeño pudiera llegar a imaginar, en Ant-Man y la Avispa: Quantumanía vuelven a cruzar esa línea creativa dando coherencia a lo que se está viendo. Siempre teniendo que aceptar las conveniencias habituales e incongruencias en la continuidad narrativa que con frecuencia van a apareciendo en favor de una propuesta de dimensiones antes imposibles de creer.

*Coherencia

En este sentido, prácticamente todo lo que aparece en pantalla es aprovechable (incluso la duración es igual a la última de Doctor Extraño), y lo que va sucediendo cobra el sentido suficiente como para continuar adelante. Y lo que es clave, sana las heridas generadas en la imagen de Marvel respecto a lo antes mencionado, que la edificación lógica y creativa de la empresa parecía tambalearse.

Esta nueva cinta de la 'Saga del Multiverso' recupera a tiempo una coherencia antes desgastada, también por las series de televisión. Los eventos principales que se desarrollan a lo largo del metraje concuerdan con lo ya visionado en películas pasadas, y voy más allá, evoluciona las tramas de manera notable para que nos encontremos a gusto y sin problemas viendo las más inmediatas. Y eso es un trabajo bien hecho por Kevin Feige en lo general y Loveness en lo concreto.

Lo que fue en 'Multiverso de la locura' con la inédita profundización en la fantasía y la magia, en esta ocasión nos sumergimos en un mundo cuántico que contempla única y exclusivamente la ciencia ficción como puente a la credibilidad. No lo voy a negar, me gusta enormemente que así lo hagan y retomen lo que fue la base principal del imaginario, que funcionó a la perfección como una incansable extensión de los elementos conocidos, antes de que decidieran adentrarse en esferas como la brujería, el ocultismo o la nigromancia.

*Grandes aciertos

La gran diana de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía haber conseguido presentar su loca historia con dos focos distintos y que tanto la frescura como la solidez no se vieran mermadas. He visto una destreza enorme para formular una ecuación infalible tratando con seriedad lo que ya conocemos de sobra del hombre hormiga, recuperando su esencia y dando continuidad natural a su discurso particular, a la vez que esto se reproduce como microcosmos de sello propio dando rienda suelta a esa amplitud desmesurada del multiverso y, más que nada y lo que nos ocupa, el mundo cuántico, que es una auténtica brillantez.

La última cinta del UCM es sobresaliente cuando se trata de unir elementos. Es un vaivén de emociones a través de imparables incidentes, uno tras otro, que llevan al espectador a no descansar apenas, salvo por esos espacios dados al diálogo explicativo. Los personajes principales pasan por muchas cosas excitantes y a veces inverosímiles (de difícil comprensión porque sabes que atendiendo a la lógica ciertos desenlaces no deberían existir). Hay cabida para el terror y la perturbación, la alegría y reconciliación, los puntos cómicos (algunos de ellos muy forzados, todo hay que decirlo) y la más absoluta emotividad por lo que uno está presenciando.

*Buenas interpretaciones

Asimismo, los intérpretes ayudan mucho a construir ese producto tan atractivo que termina siendo la nueva película sobre Scott Lang. Paul Rudd sigue con su tan particular sentido del humor que no hace daño a nadie y está más fresco que nunca, Evangeline Lily goza de suficientes momentos de inflexión como para dar empaque a su personaje, Michelle Pfeiffer es de lo más destacable, Michael Douglas es...Michael Douglas, Kathryn Newton sustituye a Emma Cate Fuhrmann para dar ese salto que pedía a gritos Cassie Lang como futura superheroína, y encima vemos a Bill Murray, que siempre es un gusto tremendo.

Pero el verdadero gancho, la mayor potencia y el resultado positivo de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía es sin lugar a dudas el papel de Jonathan Majors, que hace de Kang el conquistador uno de los mejores villanos de todo el Universo Cinematográfico de Marvel Studios, en el TOP junto a Thanos y Bruja Escarlata. El nuevo enemigo en 'Creed III' siempre cae de pie, y ahora esta realidad adquiere una dimensión superior. Ya no es ese pequeño personaje que apareció en 'Loki', sino una auténtica fuerza de la naturaleza en su actuación que dota a esta siniestra figura de un carisma endiablado y una motivación casi perfecta. Es el nuevo rey del multiverso, lo sabe y actúa en consecuencia.

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Escrito por Gabriel Sales Triguero