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Voto de Cinemagavia:
4
Romance. Comedia Adaptación moderna del famoso cuento de "La Cenicienta". La adolescente Sam Montgomery vive a disposición de su egocéntrica madrastra Fiona y de sus odiosas hermanastras, quienes la tratan más como una sirvienta que como un miembro de la familia. Sam sueña con ingresar en Princeton, pero de pronto su vida social se complica cuando conoce a su Príncipe Azul en Internet. Pero cuando su amigo de la red termina siendo el chico más popular ... [+]
12 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Puro estilo adolescente

Han pasado más de 15 años desde que se estrenase la primera entrega de Una Cenicienta moderna. Este primer film fue escrito por Leigh Dunlap, dando un nuevo enfoque a la mítica historia de Charles Perrault y transportarla a un contexto totalmente actual. No obstante, el guion carece de una sustancia interesante y se queda en un plano excesivamente naif y ligero. Pese a ser una película familiar, apenas se encuentran momentos en los que haya un enganche narrativo hacia los espectadores. Simplemente, dejan una accesibilidad y una liviandad que hacen que sea fácil de verla. El conflicto surge también con una construcción demasiado categórica y positiva, con mensajes que dejan claro el mensaje de superación del film, pero que no fluye de una forma orgánica. Por suerte, hay momentos cómicos que siguen funcionando y permiten al espectador tener un descanso del exceso de azúcar del libreto.

La reinvención del cuento de Cenicienta se aborda desde un punto de vista en el que se busca un intento de fundar nuevos símbolos y guiños de la cultura popular actual. Aun así, se respetan aquellos signos identificables de la historia original y eso hace que haya cierto respeto al cuento popular. El problema surge igualmente con una creación de la personalidad demasiado maniquea, lo que hace que sea demasiado claro quién es el bueno y quién es el malo. Por ende, sigue una estela plana y en la que se extrañan matices y vértices. En consecuencia, sus personajes no pueden ir más allá, dado que su concepción se acerca más hacia los estereotipos. Al final, se puede ver que no quiere complicarse, sino ofrecer un relato sencillo y de lucimiento de las estrellas adolescentes que había en su momento.

*La reina adolescente

En 2004 Hilary Duff era una de las actrices adolescentes con más éxito en la industria artística. La razón por la que se coronó como una de las intérpretes jóvenes más seguidas se debía al éxito de su serie “Lizzie McGuire”. Con Una Cenicienta moderna, la artista sigue la estela de ese tipo de papeles, que parecen cortados por el mismo patrón. Por lo cual, todavía en esta cinta, le falta una identidad propia hacia este personaje. A ello se le suma que, en varias ocasiones, plantea al personaje desde una expresividad reiterativa, lo que indica su limitada madurez interpretativa para entonces. No obstante, cumple con su papel y tiene la suficiente presencia para coronarse como la reina adolescente de este drama juvenil. No es extraño que Warner Bros confiara en ella para dar vida a esta entonces nueva versión de Cenicienta.

Después, Chad Michael Murray se convirtió en el partenaire de Duff en el film. El actor también fue uno de los iconos teenager por excelencia de principios de los 2000. Al igual que Duff, el actor ha mostrado más carácter a lo largo de su carrera. Aun así, sabe controlar la poca profundidad de su personaje con algo más de desempeño físico, que es ya síntoma de su creciente madurez en la pantalla. Sin embargo, también se percibe una disminución de pasión y energía en su personaje. A causa de ello, se queda a medio gas y se demanda más carisma. Por otra parte, Regina King tiene una personalidad arrolladora, que hace que sea una de las mejores interpretaciones de la película. Al igual que Jennifer Coolidge, histriónica y excesiva a partes iguales, que demuestran una vez más su gran manejo de la comedia.

*Telenovela infantil

Pese a que pudiera parecer hecha para televisión, la realidad es que Una Cenicienta moderna ha sido la única entrega de la franquicia en estrenarse en cines. Es verdad que, a nivel técnico, hay un buen despliegue de la cotidianidad de la fábula moderna que se proyecta, aunque luego caiga en una fabricación de la imagen estándar y sin pretensiones de crear una identidad propia. Por lo tanto, la dirección de fotografía sigue una estructura lineal, en la que no se observa que haya un intento de desarrollarse artísticamente. Lo mismo ocurre con la dirección artística, que, aunque hay una buena implementación del detalle en los elementos del escenario, no se explotan como debieran y la mayoría de ellos pasan inadvertidos. No obstante, sería importante destacar la escena del baile, donde se establece una secuencia muy estética y atractiva, pese a no funcionar del todo de forma narrativa.

El maquillaje y el vestuario consiguen destacar en esta cinta, sobre todo en la ya comentada escena del baile. También hay que mencionar la construcción en torno a la cafetería que aparece en el film, ya que pese a tener la típica estética estadounidense, es donde se siente mayor dinamismo y tiene ese punto de acción necesaria para no ralentizar el ritmo. Luego, el montaje de la cinta se produce sin sobresaltos, con algún que otro efecto visual sin mayor importancia. El inconveniente que se presenta la película es que es “otra película adolescente de Estados Unidos” y no hay nada que realmente marque la diferencia como sí han hecho otros largometrajes como “Chicas malas”. Conserva su puesto de película icónica para la generación Z por el cariño de los niños y adolescentes de principios del 2000, pero actualmente no da más.

*Conclusión

Una Cenicienta moderna es una película excesivamente luminosa y cae en un pozo de ingenuidad que termina por instaurar un exceso de edulcorante cinematográfico. Después, el guion se queda en una ligereza excesiva, lo que provoca que no haya mayor profundidad en el relato que se propone. A nivel interpretativo, Hilary Duff y Chad Michael Murray triunfan como iconos adolescentes, pero les falta madurez interpretativa y fuerza. Por suerte, Regina King y Jennifer Coolidge son la contraparte humorística, realizando unos papeles estupendos y llenos de histrionismo. Después, el despliegue técnico no se produce con una creatividad destacable, ni una estética muy trabajada, solo brilla visualmente en la escena de baile. Una Cenicienta que no tiene que esperar a las 12 para ver su irregular realidad.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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