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Voto de davilochi:
7
6.5
59
Drama. Romance
Checoslovaquia, 1961. La historia sigue a un grupo de estudiantes de cine, entre ellos un joven albanés, que no olvidando sus raíces, se maravilla con el encanto del país checo y su forma de vida. Además, se enamorará de una mujer madura, esposa de un superintendente de la policía, la señora Snajderova. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un noble intento de estos dos desconocidos directores albaneses por mostrar la absoluta negación de la libertad que supusieron los regímenes socialistas de Europa del este, fueran cuales fueran sus dirigentes, sus eufemismos y las latitudes en las que estuvieran enmarcados. Está bien destacar esto por esos intentos de rehabilitación que siempre surgen por la mera comparación de políticas y cifras entre diferentes regímenes de similar pelaje; análisis que por lo demás se acaban olvidando de lo que realmente importa: las personas, que son las principales afectadas. Como dijera Unamuno: "Nada hay más universal que lo individual, pues lo que es de cada uno lo es de todos".
Esta es una película que trata de penetrar en la historia colectiva y el destino de dos pueblos aparentemente distantes como serían el checo y el albanés a comienzos de los años 60 a través de las figuras de la señora Sanjderova y Leka. Precisamente por medio de ellos los directores plantearán interesantes reflexiones en torno al concepto de libertad individual y colectiva y el modo en que ambas entran en conflicto, lo que nos propone en cierto sentido es observar cómo las circunstancias externas se imponen sobre el individuo hasta el punto de negarle la libertad.
Sin embargo por momentos creo que los directores fracasan a la hora de imprimir la suficiente carga dramática inherente a los hechos, la única actuación verdaderamente creíble es la de Anna Geislerova, que muestra a la perfección la desesperación contenida que alberga en su seno, su deseo de entregarse a la vida. La historia ofrecía material para hacer una obra maestra, pero ha quedado en una película interesante, buena si se quiere, porque la ambientación es excelente tanto en lo referido al vestuario como al tipo de filtro empleado en la filmación, que nos permite un acercamiento real a la época. Los elementos simbólicos están bien trabajados, desde el inicial viaje en tren en que éste enfrenta una encrucijada de caminos (reflejando que va a ser un film donde la elección de un camino supondrá el rechazo de otro) hasta el simbolismo político, bien reflejado por la retirada del retrato del "maldito" Jruschev de la embajada albanesa en Praga (quien renegó de Stalin en el XX Congreso del Partido, siendo seguido por el resto de países de Europa centro-oriental, forzando el definitivo aislamiento del régimen de Hoxha para culminar la construcción del comunismo con éxito y lejos de las nocivas influencias externas). De hecho una de las cosas que más llama la atención es el extraño rodeo que Leka tiene que llevar a cabo para volver a casa. Por supuesto no se podía contemplar la posibilidad de descender hasta Italia, perteneciente a otro mundo, o a través de Yugoslavia, país que renegó ya antes de los 50 del padrecito Stalin.
Esta es una película que trata de penetrar en la historia colectiva y el destino de dos pueblos aparentemente distantes como serían el checo y el albanés a comienzos de los años 60 a través de las figuras de la señora Sanjderova y Leka. Precisamente por medio de ellos los directores plantearán interesantes reflexiones en torno al concepto de libertad individual y colectiva y el modo en que ambas entran en conflicto, lo que nos propone en cierto sentido es observar cómo las circunstancias externas se imponen sobre el individuo hasta el punto de negarle la libertad.
Sin embargo por momentos creo que los directores fracasan a la hora de imprimir la suficiente carga dramática inherente a los hechos, la única actuación verdaderamente creíble es la de Anna Geislerova, que muestra a la perfección la desesperación contenida que alberga en su seno, su deseo de entregarse a la vida. La historia ofrecía material para hacer una obra maestra, pero ha quedado en una película interesante, buena si se quiere, porque la ambientación es excelente tanto en lo referido al vestuario como al tipo de filtro empleado en la filmación, que nos permite un acercamiento real a la época. Los elementos simbólicos están bien trabajados, desde el inicial viaje en tren en que éste enfrenta una encrucijada de caminos (reflejando que va a ser un film donde la elección de un camino supondrá el rechazo de otro) hasta el simbolismo político, bien reflejado por la retirada del retrato del "maldito" Jruschev de la embajada albanesa en Praga (quien renegó de Stalin en el XX Congreso del Partido, siendo seguido por el resto de países de Europa centro-oriental, forzando el definitivo aislamiento del régimen de Hoxha para culminar la construcción del comunismo con éxito y lejos de las nocivas influencias externas). De hecho una de las cosas que más llama la atención es el extraño rodeo que Leka tiene que llevar a cabo para volver a casa. Por supuesto no se podía contemplar la posibilidad de descender hasta Italia, perteneciente a otro mundo, o a través de Yugoslavia, país que renegó ya antes de los 50 del padrecito Stalin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Voy a intentar ser lo más claro posible: estamos ante una película que se centra esencialmente en el ser humano como individuo, el modo en que las circunstancias se ciernen sobre ellos y sus intentos por salvarse a sí mismos dentro del inexorable destino que se va imponiendo por sus actos (precisamente en ese afán mútuo por propiciar su encuentro) y por la circunstancia. Sin embargo dentro de esta historia el margen de maniobra de Snajderova y Leka se reduce a lo puramente puntual, a lo concreto, no a lo esencial, de manera que su historia de amor aparece condenada al fracaso desde el principio. Es cruel, casi podría decir que violento, el modo en que vemos cómo el individuo tiene la posibilidad de saborear la libertad sin poder poseerla porque simplemente le es negada, porque va contra la esencia misma del dogmatismo impuesto por el socialismo real. Para salvarse a sí mismo el individuo debe salvar su circunstancia: para Leka ésta es el natural apego que siente por su familia, a la que no puede abandonar en manos de un resentido y cruel régimen que no acepta ningún tipo de disidencia (dentro de la realidad de un régimen como el de Enver Hoxha este es un concepto muy amplio, evidentemente el hecho de que Leka se hubiera quedado en Checoslovaquia hubiera sido considerado como una deserción); en el caso de la señora Snajderova (interpretada por una fascinante, bella y delicada Anna Geislerová) el grado de desesperación al que se ve abocada por sus circunstancias la pone en manos de la decisión de Leka. No obstante, como bien destaca la interesante conversación que Leka comparte en el castillo al final del film con el conde, las posibilidades del protagonista para horadar un camino en esa circunstancia opresiva son más bien limitadas. El conde le refiere el caso de su propia familia, la cual siempre optó por mantener la unidad familiar y el apego a su terruño, por adversas que fueran las circunstancias. El mensaje que le da a Leka es difícil que case con nuestra manera de entender la vida; el conde habla de resignación, pero también de paciente resistencia... quizás más que de resignación cabría hablar de estoicismo como forma de vida, como modo de encontrar el modo de perforar la adversa circunstancia histórica que trata de imponerse sobre el individuo. Personalmente nos duele la moraleja de la historia familiar del conde, pero la vida es así y la idea que podemos sacar de la película es que lo verdaderamente triste es que las cosas puedan llegar a ser de tal manera que una historia como la de Leka y la señora Snajderova no pueda prosperar, condenando a la segunda a una lenta agonía (bastante significativo es que no quede constancia de cómo acabó sus días) y al primero al injusto ostracismo albanés, pues su patria ya no era Albania, sino Europa.