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España España · Shangri-La
Voto de Echanove:
9
Comedia Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
1 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El valor de una película como "El Gran Dictador" no es solo de carácter artístico o estrictamente cinematográfico, que también lo tiene. Sucede que nos encontramos ante algo más que una película, no solo por su obvia intencionalidad política sino por la repercusión histórica que tuvo.

El rodaje coincidió con la invasión de Polonia por nazis y soviéticos de septiembre de 1939 que la historia fija como principio de la Segunda Guerra Mundial. Y aunque franceses y británicos entrarían inmediatamente en la contienda, Estados Unidos no se implicaría hasta bastante más tarde de su exhibición en el otoño de 1940, tras el ataque japonés de diciembre de 1941 a Pearl Harbour, existiendo hasta entonces una parte importante de la opinión pública norteamericana muy aislacionista y contraria a hacer frente a Hitler, cuando no condescendiente con nazis y fascistas.

Y desde ese punto de vista la película fue muy valiente. Desveló magistralmente, a través de una triste, ácida y tierna sátira, horrores que se sospechaba que ya estaban sucediendo y respecto de los que había que remover las conciencias. Y parece que a Chaplin le costó entonces bastante sacar adelante su proyecto en Hollywood, cuyos mandamases querían cargarse el alegato final del protagonista. Y aunque la película se convertiría andando el tiempo en todo el mundo en el icono que es actualmente, la relación del padre de Charlot con la industria estadounidense ya no sería la misma.

Y no hay que olvidar que en nuestro país estaría prohibida hasta abril de 1976, meses después de la muerte de Franco. Pese a que la relativa apertura de los años finales del régimen había permitido ya por entonces la presencia en las pantallas de algunos culos y tetas por mor del fenómeno del destape y de la entonces llamada "comedia sexy española", o el visionado de películas de clara intencionalidad política en las salas de arte y ensayo, no permitió nunca, hasta que murió el dictador, la exhibición de una película de....Charlot (!!!). El paradigma hasta entonces del humor más amable e inofensivo. Y de cuyos cortos se llenaba muchas tardes la programación infantil de la tele...

Dicho lo cual, y centrándonos un poco en la peli en sí, resultan muy reveladoras de la mentalidad seriéfila y televisiva actual las críticas que el filme recibe en el sentido de haber envejecido mal o de ser aburrido. Lo que hizo Chaplin desde el punto de vista formal fue seguir siendo fiel a su estilo de siempre, pausado y detallista, en su primera película sonora. Y a ese humor visual, propio de la pantomima y el 'slapstick' que siempre fue su santo y seña y que aquí vuelve a funcionar muy bien, a través de los dos personajes que interpreta, tanto en las secuencias de la guerra y el gueto, como en las del palacio presidencial.

Estas últimas, con escenas como la del megalómano juego con el globo terráqueo ( y que, según voy escribiendo, me hacen pensar, no sé por qué, en aquel "Ubú President" que Albert Boadella trajo a Madrid hace más de dos décadas para caricaturizar a Jordi Pujol) o las impagables broncas con el caricato de Mussolinni (Jack Oakie) son quizá por lo que la cinta es más conocida. Y probablemente sea por lo que ha creado más escuela.

Pero toda la parte del barbero en la guerra y con el aristócrata piloto, y en el gueto con sus nuevos amigos también es muy buena, divertida y triste. Pues siempre te deja la risa congelada y si aflora será siempre de modo nervioso. Ya por los sartenazos de Paulette Godard a los milicianos nazis, ya por los momentos en que Chaplin y el aviador (Reginald Gardiner) son acosados en el lugar donde se esconden, antes de ser apresados como preludio de una barbarie más general. Por cierto que la sucesión de planos y movimientos de cámara que hay ahí, del interior al exterior, en la calle, son prodigiosos por la sensación de angustia que proporcionan, aunque sea trufados de 'slapstick'.

Humor sobre angustia, sobre dolor y tristeza, humor poético que ya estaba presente en la obra anterior de Chaplin, y a la que no son ajenos aquí a veces los diálogos, como esos planos escondidos en la azotea contemplando el firmamento en que Paulette Godard alecciona a su compañero diciéndole que "si trabajamos duro y comemos poco, podremos ganar dinero". Una Paulette Godard que luce simpática y encantadora (aunque parece que por entonces ya estaba a punto de separarse de Chaplin y la pareja atravesaba una crisis) sobre todo en la secuencia en que está a punto de ser afeitada en la silla del barbero, otro de los para mí mejores momentos de la cinta.

Y luego está el polémico final (que fue y sigue siendo muy criticado, pero que no deja de tener un sentido) del que hablo en Zona spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Echanove
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