Podría haber sido una película al uso de suspense policíaco con un peligroso asesino en serie como objetivo, pero tiene varios factores diferenciales que la hacen única. Anthony Hopkins como el Dr Lecter (difícil hacer mejor papel en menos minutos en pantalla), un meticuloso asesino codicioso, la colaboración necesaria de otro asesino psicópata y el factor psicológico.
Destaco por encima de todos los factores a su favor, esas conversaciones a modo de duelo psicológico entre el Dr Lecter y la licenciada universitaria Starling (con una gran actuación también de Jodie Foster). Combates psicológicos entre dos personajes inteligentes donde, a parte de buscar beneficio propio, se percibe la intención de querer llevar la sartén por el mango para influenciar en sus acciones posteriores. Combates donde una simple mirada en falso delata la falsedad de tu afirmación, miradas que desnudan tu mente.