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Voto de Joseph Tura:
8
7.1
56,318
Western. Aventuras
Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
25 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estos hermanísimos tienen varios tipos de películas; algunas para pagar la hipoteca o jugar con ellas (quemar después de leer, un tipo serio, crueldad intolerable, ladykillers), otras que siempre recordaremos los amantes de su género (el hombre que nunca estuvo alli, o brother¡, el gran salto, burton fink) y otras para ser recordadas por todos y para siempre (fargo, el gran lebowsky, muerte entre las flores, no es país para viejos). Valor de ley, sin duda, estará en este último grupo, quizás porque es un wester tardío, hecho en estos tiempos donde ya no se encuentran buenas historias para el género, buenos directores, buenas localizaciones y protagonistas creíbles como los de ataño.
“Sin perdón“ fue una “rara avis” del género en los últimos 25 años. Valió la pena esperar a Clint, a William Munny, de Missouri, sin duda, para volver a ver a un auténtico justiciero, un buscarecompensas, a un tio que disparaba mas rápido, pero que tenía fantasmas interiores del pasado que lo hacían humano.
Casi veinte años de aquella última bocanada sabrosa del género le toca el turno a Jeff Bridges, Rooster Cogburn, otro cazarecompensas, otro pistolero, con adicción al alcohol, tuerto, separado, sin nada que perder, con plata por ganar. Un tío creíble, por fin. Y lo que es mejor, una historia creíble. Sin copas en el “saloon”, sin “se busca” en los árboles, sin duelo cara a cara entre los dos protas, solo una persecución para saldar una cuenta pendiente (la que tiene la única mujer de la película) que nos llevará hasta el final de la película.
“Sin perdón“ fue una “rara avis” del género en los últimos 25 años. Valió la pena esperar a Clint, a William Munny, de Missouri, sin duda, para volver a ver a un auténtico justiciero, un buscarecompensas, a un tio que disparaba mas rápido, pero que tenía fantasmas interiores del pasado que lo hacían humano.
Casi veinte años de aquella última bocanada sabrosa del género le toca el turno a Jeff Bridges, Rooster Cogburn, otro cazarecompensas, otro pistolero, con adicción al alcohol, tuerto, separado, sin nada que perder, con plata por ganar. Un tío creíble, por fin. Y lo que es mejor, una historia creíble. Sin copas en el “saloon”, sin “se busca” en los árboles, sin duelo cara a cara entre los dos protas, solo una persecución para saldar una cuenta pendiente (la que tiene la única mujer de la película) que nos llevará hasta el final de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y una película que pasará al imperecedero recuerdo porque esta lleno de buenas escenas que harán que sigamos viéndola dentro de 20 años. Desde el juicio inicial donde aparece por primera vez Rooster Cogburn, con su aguardientosa y balbuceante voz (vedla en versión original, doy gracias a mi hermano por llevarme a esa sesión) defendiéndose de la carnicería que había montado, hasta la última carrera de negrito bajo el cielo estrellado, hay una concatenación de grandes escenas. Los negocios de la chica con el vendedor de caballos, la visita de esta a Cogburn para solicitarle sus servicios, el paso del río, del ahorcado en el árbol, el hombre-oso en el bosque, la escena de la cabaña con el marshall liándola a última hora, del tiro al blanco totalmente borracho, el encuentro con Tom Chaney, el alto de la colina y su desenlace, la última carrera y muerte del pequeño gran pony, y la agonizante carrera de Cogburn hasta la cabaña del médico. Alguna me olvido, seguro, pero son escenas, buenas escenas que una tras otra te llevan primorosamente por la película, y que cuando las veas dentro de veinte años, te engancharán de nuevo. Como los buenos clásicos.
Magistral interpretación de Jeff Bridges que no le valdrá el Oscar (ojala me equivoque) porque lo ganó el año pasado y la Academia no repite, y además porque a ésta se le mojará la entrepierna al ver a un pobre tartamudo del imperio británico que se esfuerza profundamente a lo largo de dos horas por ser capaz de decir un discurso (pobrecito….que le den¡¡).
Muy bien Matt Damon, irreconocible tanto física como interpretativamente, logra ser el contrapunto del alguacil Cogburn, aquel honrado, justo, metódico, limpio y sobrio, éste mercenario, asesino, sucio y borracho, y logra que su presencia agrande y complete la historia.
Y muy bien Hailee Steinfeld,la sorpresa de la película, pequeña y con muchas agallas, interpreta a una pequeña sheriff, sin estrella en la solapa, ni pistola en la cartuchera, ni caballo (si un pony) pero es un sheriff en ciernes, y además nos lo hace creer.
A mi gusto la película debería haber finalizado en el momento en que el alguacil jadeante cae con la muchacha en brazos a cien metros de la casa del médico. Incapaz de recorrerlos después de un viaje salvador extenuante y heroico, hace un disparo al aire de aviso al médico. Tras unos segundos de espera, se enciende la luz interior de la casa. Todos sabemos que lo ha oído y nos aparece una sonrisa de alegría. Ya no hacia falta saber más, que cada uno interprete si se salva uno, o los dos, o ninguno. Y si se salvan, que cada uno imagine en que otros asunto se metieron después. Los últimos cinco minutos los suprimiría, que haya cierto misterio.
Magistral interpretación de Jeff Bridges que no le valdrá el Oscar (ojala me equivoque) porque lo ganó el año pasado y la Academia no repite, y además porque a ésta se le mojará la entrepierna al ver a un pobre tartamudo del imperio británico que se esfuerza profundamente a lo largo de dos horas por ser capaz de decir un discurso (pobrecito….que le den¡¡).
Muy bien Matt Damon, irreconocible tanto física como interpretativamente, logra ser el contrapunto del alguacil Cogburn, aquel honrado, justo, metódico, limpio y sobrio, éste mercenario, asesino, sucio y borracho, y logra que su presencia agrande y complete la historia.
Y muy bien Hailee Steinfeld,la sorpresa de la película, pequeña y con muchas agallas, interpreta a una pequeña sheriff, sin estrella en la solapa, ni pistola en la cartuchera, ni caballo (si un pony) pero es un sheriff en ciernes, y además nos lo hace creer.
A mi gusto la película debería haber finalizado en el momento en que el alguacil jadeante cae con la muchacha en brazos a cien metros de la casa del médico. Incapaz de recorrerlos después de un viaje salvador extenuante y heroico, hace un disparo al aire de aviso al médico. Tras unos segundos de espera, se enciende la luz interior de la casa. Todos sabemos que lo ha oído y nos aparece una sonrisa de alegría. Ya no hacia falta saber más, que cada uno interprete si se salva uno, o los dos, o ninguno. Y si se salvan, que cada uno imagine en que otros asunto se metieron después. Los últimos cinco minutos los suprimiría, que haya cierto misterio.