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España España · Madrid
Voto de Alvaro3:
9
Drama Jacinto, un torero retirado que vive miserablemente con su sobrinito Pepote, recibe una carta en la que se le comunica que, según lo acordado, debe participar en una "charlotada" que se celebrará ese mismo día en Las Ventas. A Jacinto la carta le parece una broma de mal gusto, puesto que no ha firmado ningún contrato; pero, cuando está recogiendo colillas en los alrededores de la plaza, comprueba que su nombre figura en el cartel. (FILMAFFINITY) [+]
5 de abril de 2011
34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vajda y Ferreri, dos directores foráneos que con Bardem, Berlanga y Saura forman para mí parte del mejor cine Español.

Aunque mi opinión sobre Vajda se basa sólo en 3 de sus 12 películas, me atrevo a decir que merece un puesto destacado entre los cineastas de la época. Conozco “Marcelino, pan y vino” (vista hace tiempo aunque conservo buen recuerdo), la soberbia “El Cebo” y esta memorable “Mi Tío Jacinto”.

“Mi tío Jacinto” es una obra maestra, superior a la sobrevalorada - por su papel fundacional del neorrealismo- “El ladrón de bicicletas”. “Mi tío” bebe en su planteamiento de “El ladrón...” (relación adulto-niño y unidad temporal y geográfica de la acción) pero, a veces, la obra inspirada en el original produce mejores resultados que este.

La película tiene una fotografía excepcional en blanco y negro (véase como ejemplo, una de las primera escena de la película que transcurre en una lechería, prodigiosa en la iluminación y nitidez con que se dibujan los perfiles de personajes y los cacharros). Los decorados y localizaciones son excepcionales; están soberbiamente fotografiados el Retiro, la Plaza Mayor y el Rastro madrileño donde transcurre buena parte de la película.

El planteamiento inicial del guión (esa carta a la persona equivocada) es un acierto desarrollándose a partir de ahí la película con un empuje y ritmos soberbios: no hay escena que sobre o que sea larga.

Aunque es un lugar común referirse a los magníficos secundarios de nuestro cine de entonces, esta película es ejemplar al respecto.
Hay un nutridísimo grupo de secundarios, muchos con escasas líneas de dialogo, suficientes para comprobar su elevado nivel interpretativo. ¡Que verosimilitud transmiten el dueño de la tienda de trajes de torero y su distante dependiente! (un joven Tip); que grande en su modestísima intervención el genial Pepe Isbert y su divertido y vano intento de escapar de la policía, a la que finalmente muestra en avergonzada actitud el botín relojero que atesora en su chaqueta; magníficos los dos policías que, en paralelo al interrogatorio, elaboran un informe del estado ruinoso de la Comisaría; el estafador con ese procedimiento ingenioso de estafa telefónica...etc.

Los actores principales están esplendidos, con A. Vico bordando su papel de viejo banderillero, orgulloso y digno en su pobreza, y “Pablito” Calvo -que para mí es “Don.Pablo”- pues su interpretación es de una madurez portentosa: expresa sus emociones sin exageraciones, colaborando al logro de uno de los puntos fuertes de la película, la verosímil, cálida y emotiva relación sobrino- tío, sabiamente alejada de tentación sensiblera. Son soberbias las escenas finales, en las que el sobrino acompaña a la plaza a su tío mirándole con orgullosa admiración en la calle y en el Metro, mientras en segundo plano vemos a la gente comentar o reir burlonamente (sin subrayados) lo estrafalario del viejo banderillero...

Quizá poco conocida, es una joya a descubrir de nuestro cine.
Alvaro3
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