Un Pacino soberbio se come literalmente la película, Desgraciadamente la he visto doblada con lo que no la puedo valorar en su justa medida. Aún así su interpretación es espectacular en cuanto consigue especialmente en su tramo final atraparnos en su vorágine, tal como quiere demostrar su personaje.
Es precisamente su tramo final lo que sube considerablemente la nota de este desigual propuesta, ya que durante mucha parte de su metraje los aspectos secundarios de la trama no resultan tan atractivos como la mera descripción de su personaje, atractivo en todo momento.

Barry Levinson vuelve a demostrar su solvencia y realiza una dirección académica correcta, jugando con recursos tan sencillos como eficaces. En concreto los juegos de espejos y reflejos son un recurso continuo que nos ayudan a construir la compleja personalidad del actor personaje / actor protagonista.

Cabe destacar que tiene el mismo título en español que otro film de Peter Yates, también con un protagonista que es actor shakesperiano cuyo titulo original era "The dresser".