Es curioso lo de Tod Browning, que su película más recordada sea “Drácula” que no es la mejor sin lugar a dudas, y que posteriormente realizara una parodia-remake como es “La marca del vampiro” que es de lo peor de toda su filmografía. Los vampiros le dieron dinero, pero no le otorgaron la gloria artística que sí le brindaron por ejemplo los enanos circenses.

Aquí la cosa es mitad broma mitad seria, difícil es saberlo con el montaje que nos ha quedado se carga una tercera parte de película. Aún así sospecho que tampoco el resultado hubiera estado a la altura de sus grandes películas.

Como dice un compañero esta es una de esas películas que hace que te otorguen el carnet de cinéfilo, porque estas son las preguntas que caen en el examen.

Lo que no entiendo muy bien es lo que nos comenta nuestro amigo de Getafe. Debió de ver otra versión con más minutos, porque “La marca del vampiro” no es más –ni menos- que una gamberrada de Browning que se permitió cuando estaba en lo más alto de su popularidad (como también hacen otros ahora como Tarantino). Claro que si realmente percibe lo del juego de los espejos, entonces estoy deseando leer una crítica suya de algún libro como “La interpretación de los sueños” de Freud.

Lo de Lugosi, muy grande, que en tan pocos años ya estuviera autoparodiándose, hay que tener un alto grado de sentido del humor... o estar muy loco.

Por cierto no prueben en casa el método ventosa de copa para la extracción de la sangre del cuello de su suegra, lo pondrán todo perdido. Eso sólo lo hace el doctor Bacterius bajo la supervisión de profesionales.