Frase pronunciada por Clint Eastwood en una reciente entrevista a propósito de la película.

Y así lo plasma en esta intensa película, que no es un film para amantes de lo paranormal, sino una maravillosa historia que reúne a tres personajes que viven desazonados a causa de la muerte. La superviviente, que contempla su vida de un modo diferente. El niño apocado que no logra desembarazarse del luto por el ser que le complementaba. El médium que no encuentra paz en su interior, perturbado por ese don que él repite "es una maldición".

Abordar semejante tema y hacerlo con maestría sólo está al alcance de un genio. Algunas escenas son magníficas, como las que plasman el desastre natural, o la de un erotismo indisimulado en una clase de cocina.

Y al final... el amor. Ese que enlaza con los tres protagonistas y nos lleva a la meta que Eastwood quiere. "Soy un romántico", dice. Y tanto.