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Argentina Argentina · capital federal
Voto de gonzafer85:
7
Thriller. Ciencia ficción El empleado de una clínica que se dedica a replicar enfermedades de famosos para el consumo público, se obsesiona tanto con una celebridad que se inyecta su enfermedad. Pero, después, tendrá que encontrar una cura antes de que el tiempo se agote. (FILMAFFINITY)
27 de abril de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las comparaciones son odiosas, dicen, pero Brandon Cronenberg deberá entender -durante un buen tramo de su carrera- que es inevitable traer a colación a su padre. La portación de apellido podrá serle un peso con el que tendrá que lidiar, aunque también será, seguramente, una entrada desmalezada al centro de la "selva" cine, entrada que muchos talentosos sin apellido no logran atravesar nunca.

Algunas características/elementos/figuras del cine de David Cronenberg presentes en ‘Antiviral’: gente culta con una pequeña obsesión que acapara toda su vida; representación de sueños y alucinaciones de manera tan real que dificulta diferenciarlos; cine físico/biológico, cine del cuerpo (o la falta de control del cuerpo); uso del gore para hablar de la muerte (a diferencia del gore que puede verse comunmente en peliculas de terror o acción); instinto sexual animal, erotismo aberrante; cierta ambigüedad en la posición sobre el tema tratado.

Syd March es un ejecutivo de cuentas que, en lugar de trabajar en un banco, lo hace en una empresa que vende virus de celebridades (o sea, la celebridad se enferma, la empresa le compra una muestra de sangre u otra cosa, aísla el virus y lo reproduce para vendérselo a los fans). Si, así de loco es lo que plantea Brandon Cronenberg: una sociedad que ha llegado al punto de comprar las enfermedades de sus ídolos con tal de sentirlos cerca, dentro, o lo que fuere. ¿Es tan loco? Por un lado es ciencia ficción pero, por otro lado, si lo tomamos retóricamente -hipérbole, sarcasmo, sátira- no esta tan lejos del estúpido "fan de Wanda", de los tarados/taradas que se luquean a lo Kiss, Madonna, Justin Biever y demás artistas de turno que pasan por el Monumental, del atrofio cerebral que produce todo el farandulerío o, mucho más grave, de la anorexia que sugestiona la moda occidental y los cánones estéticos actuales.

"Ella es perfecta en algún sentido" le dice Syd March a sus clientes, mientras vemos una gigantografia de la modelo blonda en cuestión y, paso siguiente, les vende (por una buena suma de dinero) lo último en enfermedades, para que los fans estén a la vanguardia de las gripes, herpes, salpullidos, etc. Y los fans se enferman, y la sociedad está enferma. Cronenberg contrasta la belleza de las celebridades con su repulsivo protagonista, el blanco teta pecoso y esquelético actor Caleb Landry Jones, quien es un vendedor legal, un vendedor pirata y un consumidor (si bien parece que lo hace para mantener su negocio, en un punto también comparte la obsesión de sus clientes). "Desde la perspectiva del virus, el ser humano es irrelevante, lo importante es el sistema que permite que funcione". Syd March representa al hacedor de este sistema, sino al sistema mismo.

Y Brandon Cronenberg lo plantea interesantemente. Primero porque acentúa el carácter alegórico al proponer -al margen de la tecnología y cierto minimalismo que podrían dar la sensación de futuro- una película de ciencia ficción en el presente (o algo muy parecido al presente, por las ropas, los interiores, los edificios, lo poco que se ve de la ciudad, etc.). Segundo porque logra mantener una lógica interna y una trama que permite seguir el film como si fuese un thriller de ciencia ficción, con suspenso, un conflicto claro y un personaje que debe llegar a algo. Es decir, logra imbricar airosamente ficción y lectura social, y de paso, se regodea en la plasticidad del cuadro llevando el film también al cine arte. Es difícil seguir la trama sin detenerse a reflexionar sobre sus posibles sentidos, y viceversa, así como tampoco se puede dejar de apreciar un estilo llamativo que tiene, entre otras cosas, lo biológico del cine de su padre y una estética minimalista y fría. Ficción, ensayo, arte... un futuro prometedor, otro Cronenberg para esperar ansiosos.

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gonzafer85
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