Una historia de amor narrada entre los géneros drama y thriller. Su parte dramática, muy buena: cautiva, emociona, es chocante y cruda a veces, y tiene los giros necesarios para hacerla realmente entretenida y llevadera, sus mejores virtudes. Su parte thriller, todo lo opuesto: poco creíble, incoherente por momentos, se le pasan los detalles y, lo que debería haber sido la mejor parte, pasa casi desapercibida. El final, lo peor del film.
Desde lo estético, Trueba pone su sello, se compromete con un movimiento de cámara subjetivo, sin descansar sobre la simple descripción del ambiente, sino acentuándolo sobre el carácter de los personajes.
Como conclusión y, en el marco de lo que han sido los estrenos en 2010, se mantiene dentro de la media.

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