Entourage tiene todo lo que necesitamos ver para amar y odiar a Hollywood por parejo. Es una visión cruda, descarnada y llena de humor sobre lo que implica vivir en Los Ángeles, ser parte de la meca del cine y trabajar con estrellas. Al comienzo es como un documental que sigue a cuatro tipos: Chase, E, Drama y Turtle. Luego esos cuatro tipos son simplemente un "séquito" que va en busca de la vida en medio de los millones que puede mover Chase, el actor, la estrella, el hombre, el amigo. Y la historia perfila un gran guion con el desarrollo de una sencilla pero muy interesante relación laboral, profesional y personal entre cada uno de los amigos y sus rollos. Y cuando vamos comprendiendo que de amistad va la cosa aparece un personaje que seguramente se convierte en el más inmortal del la serie, el manager, Ari Gold, extraordinario personaje interpretado por Jeremy Piven. Y ya no son solo cuatro, ahora son cinco y la serie se convierte en una grandiosa aventura de encuentro con el cine, la televisión, los detrás de cámaras de la vida.
Las temporadas tienen sus mejores momentos sobre todo hasta la quinta. De ahí en adelante se hace difícil igualar lo ya logrado. De hecho, en la octava y última, la torre se va cayendo poco a poco y los personajes se van desvaneciendo como si fueran ya no de una serie sino de una telenovela. A pesar de ello, sigo recordando con gusto lo que esta serie me suscitó y los grandes capítulos en los que todo podía configurarse como una recreación profunda que posa de superficial sobre lo que es el cine actual y la visión de la noche y el día de una estrella.