Entretenida película sobre reconciliación familiar ambientada en los años 60. La historia está bastante vista y vale más bien poco, pero las interpretaciones son geniales. Cher está estupenda en el papel de madre extravagante, y las hijas no digamos. Winona Ryder siempre me cayó bien, y en esta película, especialmente al principio, su personaje le queda como anillo al dedo. Christina Ricci está graciosísima, y consigue hacer un personaje infantil al que no dan ganas de asesinar. Bob Hoskins tampoco está mal interpretando al padrastro bonachón. El toque personal del director a una historia que aparentemente no sorprende son una banda sonora más que aceptable y una ambientación muy sugerente. El resultado es una agradable película para ver al mediodía y pasar un muy buen rato sin apenas dormirse (cosa que ocurre muy a menudo con el resto de películas de sobremesa).