La pareja compuesta por el director Alexander Payne y el actor Paul Giamatti me tiene cautivado desde que coincidieran por primera y (hasta ahora) única vez en la maravillosa “Entre copas”. Y es que, a pesar de que esta película sea la segunda colaboración entre ambos, el director confiesa que el de New Haven es su actor fetiche, algo que se nota, traspasando con su química la pantalla.

En las navidades de 1970, en el prestigioso instituto Barton (Massachusetts), al huraño profesor Paul Hunham le toca pasar las vacaciones a cargo de uno de sus alumnos más inteligentes pero también más indisciplinados. Allí coincidirán únicamente con la cocinera. Encerrados estos tres personajes, con sus dramas e inseguridades, irán evolucionando a medida que van conociéndose y saliendo de sus corazas.

Payne nos regala un trabajo como si fuese hecho en los años 70 (la imagen, la trama, los personajes), homenajeando aquel cine del nuevo Hollywood que mamó siendo un adolescente. El resultado es una película con la que te ríes, te emocionas y de la que sales con una sonrisa en la cara. .

Paul Giamatti es uno de los mejores actores en la actualidad, su aspecto común le hace mimetizarse con cualquier personajes; aquí nos regala un divertidísimo profesor cascarrabias de lenguaje barroco que está totalmente solo. Es un gran descubrimiento Dominic Sessa en su primer trabajo, junto con el de Da’Vine Joy Randolph, que acaba de ser nominada por su papel de cocinera y madre que acaba de perder a su único hijo en la guerra.

Un recomendable film que hará las delicias de todo aquel que disfrute con una buena puesta en escena, ingeniosos diálogos y una trama que te mantiene atento hasta el final. Un cine que rememora otro tiempo. Una delicia.

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