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Voto de cinedeautor:
7
Western. Terror A la localidad de Bright Hope llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff, que termina por arrestarlo tras dispararle en la pierna. Samantha O'Dwyer se encarga de extraerle la bala en el calabozo. Pero esa noche un joven en un establo es asesinado y el ayudante del sheriff, la Sra. O'Dwyer y el detenido han desaparecido. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha india, el sheriff buscará a la joven con la ... [+]
6 de marzo de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que el Western vive una segunda juventud. Aunque ya no se cuelan películas entre las más destacadas del año, o los grandes directores se olviden de ellas, sigue habiendo gente que se niega a hacer desaparecer el género por excelencia del cine. Pero no hay que olvidar que los nuevos trabajos que salen a la luz han tenido que reinventarse, ya sea a nivel narrativo como a nivel técnico. Desde Tarantino, con su humor macabro y violencia despiadada, hasta Slow West y sus continuos planos panorámicos. Sigue siendo un misterio el porqué del abandono de un campo que, probablemente, haya dado mayor cantidad de obras maestras; sobre todo cuando ha sido el que mejor ha retratado temas tan humanísticos como la soledad, la crisis identitaria o la búsqueda de un hogar perdido. Bone Tomahawk es la que mejor ha captado ese estilo clasicista perdido por las nuevas obras que podríamos agruparlas en el ya género “Neowestern”. Y es que es digno de alabar que haya sabido cabalgar entre el terreno olvidado y el sobreexplotado, como es el terror.

La película no pierde el tiempo en hacer un homenaje a aquellos filmes de terror que comenzaban poniéndonos en situación con personajes que sufrían en carnes las represalias de un “monstruo” que mucho más tarde íbamos a descubrir. La acción se sitúa 11 días después de ese terrible acontecimiento, del cual uno de los involucrados conseguirá escapar y refugiarse en el tranquilo pueblo de Bright Hope. Las sospechas generadas por este, alertan al sheriff y su ayudante, que no tardarán en acercarse a ver lo que ocurre. El ambiente, cada vez más tenso, explota con un disparo hacia la rodilla del misterioso hombre. Ya en la cárcel, entra en escena una doctora para curarle. La mala suerte se apodera de ella y a la mañana siguiente será secuestrada junto con el encarcelado y un aprendiz del sheriff. El marido, magníficamente encarnado por Patrick Wilson, los dos hombres de la ley y un tío ( Matthew Fox) que deja entrever que tuvo alguna relación amorosa con la doctora, serán los destinados a marchar en su búsqueda. Una aventura larga y difícil, en la cual tendrán que enfrentarse a una tribu de seres nunca vistos antes.

Los indios, elementos indispensables en los Westerns de antaño, parece que ya no interesan. Es por eso que ya rara vez sea difícil encontrar una obra donde aparezcan. ¿Cuál fue la última película? Probablemente fuera Bailando con lobos. Desde entonces, las películas de este género han dirigido sus tramas hacia las historias de vaqueros buenos contra vaqueros malos. En Bone Tomahawk no encontramos indios; pero, a diferencia del resto, sus equivalentes -una tribu de caníbales- guardan muchas semejanzas con el grupo estereotipado mencionado anteriormente. Ya sea por su forma de comportarse -rapto de ciertas personas por la noche-, comunicarse -con una especie de chillido-, atacar -flechas- o refugiarse – se cambian los tipis por las cuevas-. Algo es algo.

Es difícil poner de ejemplo una película que se le parezca, pues recorre una gama de subgéneros que hace imposible atribuírselas a una película solo. Bone Tomahawk supone una mezcla de Centauros del desierto, en cuanto a ese Western crepuscular protagonizado por el eterno John Wayne, que sale en busca y captura de los indios que han secuestrado a su sobrina. Kurt Russel vendría siendo un modernizado Ethan Edwards, un tipo mayor cuya vida solo tiene sentido cuando está trabajando. La siguiente parte -la que tiene que ver con la Road Movie- recuerda a la fantástica Río Rojo, de Howard Hawks, pues, distanciándose del film de Ford, Bone Tomahawk es un film intimista y que prefiere centrarse en última instancia en las relaciones humanas que viven estos cuatro héroes, tan diferentes como parecidos en cuanto a su sentido de deber y honor, que en la acción propiamente dicha, la cual aparecerá ya al final y en pequeñas dosis (aunque brutales). El largo viaje irá descubriendo la personalidad de cada uno y el pasado que guardan. El último acto, inconcebible en las películas anteriores, estará lleno de violencia tan cruda como fría, viniéndonos a la mente trabajos desagradables como Holocausto Caníbal. Imaginen cómo será. Media hora de pura sangría.

Lenta, pausada y con diálogos de lo más ingeniosos, Bone Tomahawk sale airoso de ser un film independiente con un presupuesto bajísimo (menos de 2 millones de dólares). No sabemos si el desarrollo se ha visto influenciado por la escasez de recursos, pero sería precisamente aquí donde habría que elogiar la gran labor de S. Craig Zahler en la dirección y en el guión, que siendo un novato en el séptimo arte, ya se había metido de lleno en el mundo del Western a través de la literatura. Porque esta ópera prima huele a frescura por los cuatro costados; y, aún con las limitaciones aparentes, el escritor convertido en director permite a la película disfrutar de una gran libertad a la hora de tratar la historia y de coger un tono. Un film de terror pero que apuesta por el gore en vez de por los sustos -pero con dosis de tensión-, y que prefiere el drama y el humor negro antes que la acción. Nunca antes la sensibilidad y la brutalidad habían ido de la mano.

------------------------- Sigue en Spoiler sin spoilers-------------------------------
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedeautor
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