Film de sentimientos, de valores humanos, de rectificaciones y reconducciones positivas, sobre un acantilado, con el mar y el viento marino todo el rato presente, con puestas de sol que invitan a contemplar hacia lo lejos y hacia lo más cercano de uno mismo.

En un momento dado el protagonista princial "George" (Kevin Kline, que hace un buen trabajo interpretativo) dice ante la caricia de una médico o enfermera: "Hacía años que no me tocaban".

En verdad que la felicidad tiene mucho que ver con tocar y ser tocado y cuando esto no sucede morimos más aceledara y angustiosamente. Tocarse, abrazarse es como comer, es un ingrediente imprescindible de la felicidad.