Es una película de intensidad sobrecogedora, capaz de golpear sucesivamente y sin descanso la conciencia del espectador. Se cuenta varias historias, todas inicialmente poco conectadas entre sí hasta que se acaban uniendo, no sólo por los avatares propios de la vida sino también por una lógica de violencia en la que parece que hemos acabado instalándonos, acostumbrándonos a ella como si todo lo demás fuera accesorio.
spoiler:
Se puede llegar a oler la sangre de los perros a los que sus dueños obligan a pelar, se pueden escuchar las palabras que nunca se llegan a pronunciar, se puede sentir el desconcierto que causa la soledad. Hemos construido un mundo de infinitas posibilidades, de múltiples respuestas y, sin embargo, seguimos sufriendo y haciendo sufrir quizás porque nos asusta más la fragilidad que la violencia.