Eran las 4:00 pm del día 24 de julio del año 2015.
Me encontraba solo y alistándome para irme a bañar, debía estar a las 5:30 en la salida sur de la estación de la 26, cuando me disponía a colocar música para el acompañamiento en mi rito de limpiar el cuerpo, mis ojos de repente se cerraron y no supe que había pasado hasta que un sonido me los hizo abrir de nuevo, eran las 5:00, el no haber dormido la noche anterior por ingresar datos cinematográficos a mi conciencia me las estaba cobrando justo cuando menos quería, demore hora y media en estar en el punto donde había quedado con mi madre para ir a ver el estreno de "la tierra y la sombra" en el procinal de salitre plaza.

Eran las 7:01 según la respuesta de un celador de la estación al que le hice la pregunta, mi mama no podía hacerme esto, ella sabía que la función empezaba las 7:00, después de una danza de 30 minutos en la que nos cruzábamos sin darnos cuenta, le daba la vuelta a la manzana de 10 edificios sin encontrarla y de llamadas sin contestarme, por fin y con paciencia nos vimos en donde se suponía que hacia 1 hora nos veríamos.
Mientras me hablaba yo guardaba silencio y me limitaba a responder sus preguntas mientras viajábamos en el k23, de camino al centro comercial, me hablo de sus deudas, sus preocupaciones y sus miedos, sus regaños al tocar un tema en el que algo tenía yo que ver, escuchaba con suma atención pero poco le hablaba. En el cc compro unos zapatos que estaban al 70% de descuento, ella volvió a preguntarme como le quedaban y yo le respondí: No sé, ella se estresaba de nuevo, y tenía que volverle a explicar porque realmente no sabía, (compraría un libro en vez de esos zapatos, pero son sus gustos y es su dinero) posteriormente compramos las boletas para la última función de las 9:15 y con mucha resistencia accedí a comer dentro del cc, yo lo único que quería era ver la película, mi mama hablaba y yo me llenaba la boca cuando se detenía, como siempre no quería contagiarme de tanto estrés, no la culpo, en agosto cumplirá 18 años de atender a los deudores de arriendos de inmobiliarias.
Llego la hora esperada y nos dispusimos a entrar al cine, había unas 5 personas sentadas en lo más alto, nosotros nos hicimos en el centro mientras daban propagandas de películas que me convulsionaban la retina y los oídos (incluyendo una colombiana que alcance a ver y oír se trataba del palacio de justicia), llego una pareja con sus crispetas, y la función comenzó.
En sus inicios se muestran los cañaduzales y prácticamente el retorno de un abuelo a su vida antigua, en su casa se reencuentra con su mujer, su hijo, su nuera y su nieto. Estas escenas no son nada comparables con las ultimas, sin desmeritar el trabajo que se hizo, sentí estas tomas como las de una producción en la que participe y éramos estudiantes de cine primíparos, al igual que el inicio de la actuación, para mí era claro que la nuera era quien se había formado para actriz, las demás personas muy de la región que con su rostro llenaron este vacío, no del todo pero si con mucha eficacia... desde ahí te subes a un tren, que comienza poco a poco a maquinar subiendo su velocidad emocional, pareciera como si en la misma se hubiera redescubierto, aprendido. En un momento dado te das cuenta que el tren es imparable, lleva mucha velocidad, ya no te puedes bajar y un ardor en el pecho, una fuerza inconcebible te empuja dentro de la silla, te está cambiando la vida como en la película, la fotografía y el arte engranan lo suficientemente bien como para versen como uno solo y hacer funcionar la idea del director, que en ultimas es en parte hacerte retorcer las viseras de un dolor interior, de una sabia apreciación de la soledad, de una poesía netamente colombiana.
El tren ya no va en marcha, está volando y yo viendo los pocos que estamos siendo presentes de algo tan magno y sensible, poco a poco se difumina en el cielo hasta que la película nos abandona como ella se abandona a sí misma, y nos deja un choque en el pecho dejándonos sentados hasta que finaliza el último texto de los créditos, nadie se paró hasta entonces, también con alianza al respeto que nos inspiraba, después de esto bajamos las escaleras con mucho cuidado no vaya ser que la oscuridad, y el agua que cubre tus ojos te hagan terminar en el suelo. Como gran entusiasta de Andrey Tarkovsky que tiene mucho que ver en la película me siento en paz, pues así era y es como quería y quiero algún día transformar mis relatos en cine para Colombia, lo acaban de hacer y por eso repito, me siento en paz, lo digo yo, que deje mis estudios por haber leído su libro "esculpir en el tiempo" y ahora ando en busca de enseñanzas empíricas y participación en lo que sea que tenga que ver con este tipo de cine.
Mi madre con los ojos llorosos solo asiente con la cabeza y dice "buena... buena, buena muy buena", pienso que ella sabe que está más cerca de ese tipo de soledad, así yo no piense igual. "berraca la señora para haberse quedado ahí" me dice, yo sabiendo los intereses personales que tenía al decirme eso. Mientras viajábamos en el taxi, por fin se daba cuenta porque yo había escogido el cine como forma de vida y yo me daba cuenta en una comparación muy cruel, que había visto una película inspirada por la muerte de la madre del director con mi madre, y daba gracias a él por enseñarnos lo que se avecina con el tiempo.
Usted puede ser pobre, rico, altruista, egoísta, generoso, lo que sea, esta película no lo va a dejar indiferente, claro, si no se dedicó a chatear o a hablar con su pareja mientras la veía, y con énfasis en esto: si no va indispuesto o con muchísimas expectativas, aunque admito yo iba con demasiadas pero aun así, las supero.
Ahora solo queda que mi madre y yo comencemos a vivir, yo participando en proyectos así y ella viendo los proyectos en su cama con muchas bandejas de fruta y jarras llenas de agua.