Riddick sigue fuera de la ley, pero volverá a ayudar a los que lo necesitan y luchar contra los Necromongers, malos malosos interplanetarios. Nos recuerda el ahora héroe, más que bandido, a personajes como Conan el Bárbaro o al Eastwood del poncho. Sus peripecias contra humanos, necromongers y bichos varios no tienen fin.

Creo que en la secuela bajamos el nivel un poco. La frescura de la primera se pierde y aunque aquí todo es más grande y ocurren más cosas nos quedamos con la impresión de que es un producto menos inteligente y más ajustado al tipo americanada palomitera. Pero no llega a serlo, esta entrega tampoco es un subproducto de acción. Vuelve a ser ciencia-ficción, esta vez no hay terror y lo dejamos en solo acción, pero está bien resuelta, con un argumento que encaja (dentro de lo increible por supuesto) y entretiene, que no es poco. Es un digno 5.