Tras su éxito en el festival de Sundance del año pasado, y con la avalancha de buenas críticas que ha recibido, me esperaba un peliculón. Y ahora que la he visto, me pregunto: ¿todo este revuelo por una película tan normalita?

El argumento podría resumirse así: chico y chica se enamoran locamente el uno del otro, pero la distancia se interpone entre ambos (son de diferentes países).

No es excesivamente original, pero puede atraparnos, dependiendo de cómo nos lo cuenten... Y ese “cómo” es lo que no ha terminado de convencerme de “Like Crazy”.
Para empezar, desde el minuto 1 esta pareja está enamoradísima (lo cual no es tan fácil de digerir para el espectador). Expresar esto mediante las miradas que se dedican el uno al otro puede ser bonito, pero se abusa de este recurso al principio del film. Se recalca tanto el hecho de que se quieren a morir, que a mí, lejos de emocionarme, me termina cansando y pareciendo ñoño.

Respecto a la narración, el uso de la elipsis temporal no ayuda demasiado... Saltarse ciertos episodios de la vida de los protagonistas (y dejar que el público rellene los huecos que faltan) en este caso no funciona, y por momentos me hizo distanciarme del relato.

Las interpretaciones no están nada mal, y es uno de los aspectos más positivos del film, además de una acertada fotografía y la verdad que se asoma en algunos momentos del metraje, hasta concluir en un interesante final que comentaré en el spoiler.
Creo que los jóvenes Felicity Jones y Anton Yelchin son bastante atractivos y que tienen cierto encanto, pero como pareja son un poco sosillos, les falta más pasión, más “chispa”... Otro motivo por el que no terminé de empatizar con ellos. En cuánto a Jennifer Lawrence, decir que me ha encantado y que su intervención me parece de lo mejorcito de la cinta.

Por estos motivos, por el final y porque la trama se sigue con interés, “Like Crazy” se salva de la quema. Pese a esto, no es el film del año ni mucho menos. A mí me ha dejado un poco frío.

6/10