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Voto de Ceferino:
20,832
Drama
Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
1 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Youth.
Una oda a la vejez, al paso del tiempo, a esos recuerdos que son solo eso y que nos mantienen con una mueca de sonrisa y a la incertidumbre del futuro, Paolo Sorrentino da pinceladas en este largometraje y de manera certera a la visión sobre la vida de un adulto mayor y todos los elementos introspectivos que lo componen en la etapa por la que está transcurriendo.
No podría haber mejor actor para el papel que el propio Michael Caine, que con su experiencia le imprime todo su potencial interpretativo a su personaje en el camino que le propone recorrer el cineasta italiano, logrando buena empatía para con el público respecto a los recuerdos que afloran en su figura, las cuentas pendientes, el ver pasar la vida y a la vez trazando paralelismo con la juventud que lo acompaña en el resto de los personajes, y de alguna manera, la juventud que lo espera al propio Fred Ballinger (Michael Caine).
No solamente Sorrentino logra su cometido de expresar lo que desea a través de la adultez de Michael Caine y de Harvey Keitel, sino que además lo refleja de otros modos a esos inevitables obstáculos que se ponen al frente para poder seguir adelante, como la pérdida de un amor, evidenciado en el dolor y la soledad de la figura de Rachel Weisz, quien carga en ella una actuación súper histriónica y exaltante, realizando quizás una de las mejores actuaciones de su carrera.
A la par de todo el contexto que dibuja el cineasta, se encuentra su característico homenaje a una de las personas más importantes en su vida, Diego Maradona, Diego, caracterizado físicamente de forma extraordinaria por Roly Serrano, que si bien solo tiene cortas escenas también se puede observar en la persona del astro futbolístico esa analogía que persigue la trama en el sentido al que busca llegar y en la forma en que Diego recuerda su pasado futbolístico al tiempo de expresar “pensar en el futuro”.
De ritmo parsimonioso, suave y que se toma su tiempo para ir ganándose al espectador, no enamora, pero sí que cumple con efectividad, en una poesía a la experiencia, el camino que se pasó, los recuerdos que marcaron y el aprender a soltar aquello que queda sobrevolando en la memoria a modo de vacilación para poder así, mirar hacia el futuro.
Calificación: 7.2
Una oda a la vejez, al paso del tiempo, a esos recuerdos que son solo eso y que nos mantienen con una mueca de sonrisa y a la incertidumbre del futuro, Paolo Sorrentino da pinceladas en este largometraje y de manera certera a la visión sobre la vida de un adulto mayor y todos los elementos introspectivos que lo componen en la etapa por la que está transcurriendo.
No podría haber mejor actor para el papel que el propio Michael Caine, que con su experiencia le imprime todo su potencial interpretativo a su personaje en el camino que le propone recorrer el cineasta italiano, logrando buena empatía para con el público respecto a los recuerdos que afloran en su figura, las cuentas pendientes, el ver pasar la vida y a la vez trazando paralelismo con la juventud que lo acompaña en el resto de los personajes, y de alguna manera, la juventud que lo espera al propio Fred Ballinger (Michael Caine).
No solamente Sorrentino logra su cometido de expresar lo que desea a través de la adultez de Michael Caine y de Harvey Keitel, sino que además lo refleja de otros modos a esos inevitables obstáculos que se ponen al frente para poder seguir adelante, como la pérdida de un amor, evidenciado en el dolor y la soledad de la figura de Rachel Weisz, quien carga en ella una actuación súper histriónica y exaltante, realizando quizás una de las mejores actuaciones de su carrera.
A la par de todo el contexto que dibuja el cineasta, se encuentra su característico homenaje a una de las personas más importantes en su vida, Diego Maradona, Diego, caracterizado físicamente de forma extraordinaria por Roly Serrano, que si bien solo tiene cortas escenas también se puede observar en la persona del astro futbolístico esa analogía que persigue la trama en el sentido al que busca llegar y en la forma en que Diego recuerda su pasado futbolístico al tiempo de expresar “pensar en el futuro”.
De ritmo parsimonioso, suave y que se toma su tiempo para ir ganándose al espectador, no enamora, pero sí que cumple con efectividad, en una poesía a la experiencia, el camino que se pasó, los recuerdos que marcaron y el aprender a soltar aquello que queda sobrevolando en la memoria a modo de vacilación para poder así, mirar hacia el futuro.
Calificación: 7.2
