Una maravilla. John Merrick es la bondad esencial. Lynch recupera el tópico de "el exterior no importa" y lo convierte en valor sublime. Merrick es un ser humano de modales exquisitos, culto, educado, lleno de curiosidad por la vida y sobre todo bueno. Virtudes todas ellas que efectivamente nos hacen olvidar su cuerpo deforme. Dejamos de ver al monstruo porque las lágrimas de nuestros ojos nos apartan de la mezquindad y nos revelan la verdad del mundo. Un cuento que reflexiona sobre uno de los temas humanos por excelencia, la existencia de algo más allá de lo físico. Aquello que los filósofos griegos y más tarde el cristianismo han llamado Alma. Lynch realmente nos convence, nos envuelve en una epifanía emocional donde logramos dar respuesta a esas preguntas.

Personalmente creo que es la película más humana del mundo. Un espejo que nos enfrenta a nuestras miserias pero al mismo tiempo nos abre una puerta a la esperanza de mejorar como personas. Tal vez la respuesta que todos encontramos en "El hombre elefante" es la misma y se llama Amor.

Me sería muy complicado ser amigo de alguien a quien "El hombre elefante" le dejara indiferente. Muy complicado.