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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
10
Drama. Intriga. Romance En un barroco hotel, un extraño, X, intenta persuadir a una mujer casada, A, de que abandone a su marido, M, y se fugue con él. Se basa en una promesa que ella le hizo cuando se conocieron el año anterior, en Marienbad, pero la mujer parece no recordar aquel encuentro. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2012
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Espacio y tiempo juegan al ajedrez". Antonio Vega.
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1

El crítico literario Harold Bloom reduce –siendo quizás mucho reducir– los cuentistas a dos: Chéjov y Borges.

'El año pasado en Marienbad' es, acaso, una obra cinematográficamente “borgesiana” siguiendo la clasificación referida. Pese a la influencia reconocida por el director de, precisamente, 'La gaviota' como punto de partida del film, además de ciertas obsesiones visuales de geometría hitchcockiana.

2

Lo chejoviano implica el clasicismo cotidiano –como, en vaso largo, Dickens o Balzac–. En cine podríamos hablar de la perspectiva baziniana y neorrealista de tendencia mimética: relato reproductor de realidad y el refrendo del tempo ficcional desde la intuición con que recibimos nuestro tiempo vital.

3

La opción borgesiana es distinta (Bioy Casares también, pero menos, como uña y carne del porteño). El laberinto de Dédalo, la cinta de Moebius o la escalera de Escher. La “obra” consciente de su trampa y artificio. La “ficción” con su propia e intrincada identidad temporal –o espacial– que se revuelve sin imitar del todo lo humano.

Marienbad y Borges son la reivindicación de la invención cual dimensión autónoma de ficción, lenguaje y tiempo. Son 'Tlön, Uqbar, Orbis Tertius' cohabitando en una hoja de papel donde la realidad se confunde y se refunda con y en lo fantasmagórico. Leyes diferentes rigen este tipo de historias. Otra atmósfera, otra gravedad. La ficción cobra conciencia de sí misma y se convierte, arrastrando al personaje –antaño fuerza rectora de perspectiva única–, a una plena ficción discursiva. El autor se extravía, al texto le brotan tentáculos y pasadizos.

4

No se trata de flashbacks o flashforwards ni de alteración del orden de los acontecimientos para su posterior revisión lógica. Es la autoconciencia de la imaginación como emulsión fantástica sin vida que imitar. El tiempo de la repetición en Marienbad va por libre. Consecuente con su carácter autorreflexivo se descompone y fragmenta, juega a estirar las posibilidades del texto. Los personajes y el espectador pululan por baldosas ajedrezadas ajenos a esta nueva rejilla cuadrimensional de espacio y tiempo; creen habitar un cuento ruso. Avanzan, retroceden, se detienen… Desconcertados por el juego metalingüístico que se les impone.

5

Las historias chejovianas ofrecen un porvenir que imita lo temporal humano. Hay un horizonte que continúa en la inexistente página siguiente al final (pensamos: ¿qué será del jardín de los cerezos?, ¿le durará el amor a la dama del perrito?). En ellas se maneja el futuro como horizonte al que trama o personaje se dirigen. Horizonte del que el cuento acota un instante.

Marienbad no. Marienbad disuelve el tiempo en un "maledetto imbroglio" de circuito cerrado, o ruina circular, condenada a navegar entre las estrechas paredes de una temporalidad de espirales sin futuro. Incapaz de otra cosa que no sea reinventarse, como un aleph mutilado, dentro del "año pasado" que le dejaron escrito en un guion.
Bloomsday
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