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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
6
Drama Nina (Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento nervioso y una confusión ... [+]
9 de marzo de 2011
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Obertura--

Reconozco que a mí estos temas me gustan de otra forma. No me satisface el recurso a la psique maltrecha para otra cosa que no sea la pura atmósfera de “enajenación” subjetiva o de conciencia (y por ahí Darren Aronofsky apunta y no dispara). Los fogonazos esquizoides taquilleros me saben a poco. Para eso, creo, están los recursos de temática (en cine o literatura) de género convencional: camisa de fuerza, paredes acolchadas, duchas frías, Herr Doktor, 'Bedlam' (Mark Robson, 1946), etc.


*Pliego de descargo--

La premisa básica es que la peli me parece loable en su intención, y meritoria y moderadamente conseguida en su resultado. Ojalá todo el cine comercial tuviera estos mínimos. O sea, cumple sobradamente con el paradigma "entretenimiento" del cine actuá.


*Punto de vista--

A lo que voy: me defrauda el control omnisciente y autoconsciente del director-narrador, empeñado en iluminar oquedades bipolares y moldear la trama, su desarrollo y la nota al pie de página. Es decir, si la película trata de lo que trata, dejémosla que “sea” por sí misma. Que se desenmascare sin necesidad de unos recursos de guion infinitamente más racionales que la “supuesta” perspectiva rectora del metraje. En esa perspectiva encuentro yo contradicción, porque el realizador la trampea mediante la injerencia infantil y explicativa para los fines taquilleros de la conclusión y el 'ta-ta-ta-chán' vulnerando esa fingida polifonía con la que se pretende dar voz a la percepción del personaje principal.

Me explico: existe una contradicción entre el juego de punto de vista del espectador —que se pretende coincidente y solapado con el de la protagonista— y el de un director que se introduce sibilinamente en las reglas bipolares de las pretensiones de juego tonal —que está apuntado pero no rematado— rellenando omnipresente el minutero de la paciencia con constataciones que la protagonista no conoce, porque el angelico no es psiquiatra.

Esa racionalidad encaja mal, puesto que, insisto, el punto de vista es subjetivo y, toma dos tazas, cencerril. Me quedé con ganas de que sufriéramos, Nina y yo, un Síndrome Stendhal embriagados de Chaikovski. Pero, en lugar de eso, me encuentro a un abuelo frotándose la entrepierna en el metro por Brooklyn. Ok, bien; recuento de espectadores para que no quede nadie sin subir al autobús.


*Préstamos y usufructos--

Modelos de los que hubiera podido servirse Aronofsky en esencia, no únicamente en superficie: 'Repulsión', Zulawski, D. Lynch, 'Opening Night', 'El resplandor'... Películas y cineastas con contenido atmosférico preponderante, en mayor o menor medida, donde la enajenación, ambigüedad y confusión se imponen a la instrumentalización del discurso lógico narrativo —en ocasiones lo anulan, otras no; pero se imponen— mediante recurso expresivo puro (imagen; montaje; sonido). Eso, bajo mi punto de vista, es ser coherente y no perro lazarillo. Aronofsky oposita para “auteur”, quiere jugar al ratón y el gato con la 1ª persona. Bien, exijámosle en consecuencia.


*La cita--

“No escribe sobre algo, su escribir es ese algo”, dijo Samuel Beckett a propósito de James Joyce (creo que fue él, no me hagan mucho caso, que tampoco estuve yo esa tarde allí con ellos).
Bloomsday
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