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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
6
Western Australia, finales del siglo XIX. El capitán Stanley ha capturado a dos jóvenes de la banda de los hermanos Burns. El trato que Stanley le ofrece al hermano mediano coloca a éste frente a un dramático dilema moral: si decide salvar a su hermano menor de morir en la horca, entonces morirá su hermano mayor. (FILMAFFINITY)
21 de febrero de 2010
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discursiva, imprecisa, confunde el atavismo de fuerza ósea y apología mineral del faulkneriano novelón «Meridiano de sangre» −en el que se inspira− con una abstracción en gran parte insustancial que apela a términos como Justicia, Civilización (así, en mayúsculas) y a tomas de atardeceres con antihéroes de leyenda desmitificada.

Esa condición de fábula del "Far West" australiano (violenta y embelesada a partes iguales) tiene sus bazas en una innegable factura visual, una fotografía crepuscular con mucho barro y mucho trueno, y una corriente de energía elegíaca, quimérica, que apunta hacia el barroquismo bíblico de las letras de Cormac McCarthy (por ahí ese mejunje extraño en el que conviven lírica y brutalidad a partes iguales).

Sin embargo, cierto desmaño en el ritmo y en la parte más convencional del guion (distribución de la acción, falta de identificación con los personajes, conflicto humano que pretende no ser maniqueo pero perfila trazo grueso en sus moralidades...) perjudica en gran medida las intenciones de cosmogonía de una tierra que civilizar, un desierto pendiente de ser domado y algún que otro asesino por zanjar. Héroes, villanos, mitos... Hombres sin afeitar luchando en una tierra de metáfora sucia y animal. Épica de cicatriz, Colt y placa tectónica.

Disfrutable en sus pretensiones de viaje interior a la oquedad del alma de un paisaje, un escenario y un contexto −que son las cuestiones que, precisamente, beben de la prosa de «Meridiano»−, incluso se podrán disfrutar también ciertos regodeos visuales con más función decorativa que evocadora. Sin embargo, y ahí está el principal problema, el andamio narrativo está a medio cocer, provocando falta de correcta imbricación entre esos dispares elementos y cierta sensación general de anemia e imprecisión.

En la línea de la reciente «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford», aunque mucho más timorata en su resultado final. Reinterpretaciones del western, todas, que nacen de «Dead man» (Jim Jarmusch-1995), salvando las distancias. No recibo mal este tipo de cine donde se abunda en imágenes, sintaxis y partitura que reinventen lo ya conocido. Incluso aunque sea desde una perspectiva −como es el caso− de estética y ética postmoderna algo decepcionante por indagar más en el fogonazo de la "performance" como explosión escenográfica puntual, y no tanto en un cine tallado en bloque y con buen pulso. Bueno −dirá Hillcoat− hay que probar cosas.
Bloomsday
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