Maravillosamente escrita por Aaron Sorkin, la película es una muy curiosa aproximación a la figura del cofundador de Apple. Un drama en tres actos que persigue al protagonista en los estresantes minutos previos de cada una de sus nuevas presentaciones y que se centra más en su compleja personalidad y en sus relaciones personales que en lo tecnológico.

El inicio es apasionante, con un ritmo y unos diálogos frenéticos, definiendo a la perfección a los personajes y remarcando desde el principio el carácter difícil de Jobs (todo un bombón de personaje para Michael Fassbender que vuelve a ofrecer una interpretación camaleónica y digna de todo reconocimiento), para luego bajar un poco la intensidad, sin que el interés se resienta por ello en ningun momento.

La película recuerda en muchos aspectos a La red social, pero si en aquella se conjugaba a la perfección el aspecto visual de David Fincher con el libreto de Aaron Sorkin, en ésta el trabajo de Danny Boyle se muestra mucho más dilucidado, por comedido, de lo normal, limitándose sólo a jugar con el grano y la imagen para diferenciar cada uno de sus episodios y a seguir con la cámara a un reparto en estado de gracia, por lo que su autoría parece más del guionista que del director.

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