Notable en todos los aspectos, aunque tampoco nada del otro mundo, pero sí que está claramente por encima de la media, tanto de lo que hacemos aquí como lo que nos viene de otras industrias.

Pero destacaría sobre manera lo que considero que son los mejores minutos de la película, los que rayan la excelencia, los que transcurren desde que el protagonista entra en una casa en la que unos jóvenes se lo están pasando bien, hasta que finalmente la abandona. Para empezar están realizados a la medida de su intérprete, porque pocos actores como Antonio de la Torre pueden resultar tan creíbles en esa tesitura, consigue que parezcan reales, como sí él mismo hubiera sido el protagonista. Todo está bien coreografiado, cada conversación, cada nueva aparición en la pantalla, con cada minuto la tensión aumenta progresiva y consecuentemente. Ante cada complicación, el protagonista adopta la decisión que parece más inteligente, la más apropiada, la idónea, oscilando su actuación entre la diplomacia y la agresividad.. Suspense en estado puro, filmando con maestría, con cadencia, con dominio del espacio y del tiempo, con un Antonio de la Torre genial, muy por encima de otras actuaciones, que sólo por esos 10-15 minutos merece con creces los premios que ha conseguido.