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España España · Barcelona
Voto de SergiTesoro:
8
Drama Es la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain ... [+]
21 de noviembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensar en Italia implica, inevitablemente, pensar en toda una tradición artística y literaria dedicada a la búsqueda de la belleza, ya sea en un lienzo o en un verso. Y aunque con el tiempo el arte ha ido cambiando sus formas, el espíritu poético italiano se ha mantenido siempre tan sólido que sería difícil no detectar un cierto atisbo de su tradicional carácter pasional en un vehículo artístico como el cine.

Luchino Visconti, nos brindaba a principios de los años sesenta “Il gattopardo”, una de las grandes piezas del cine italiano que, gracias a la combinación de la perspectiva histórica y la reflexión filosófica con la presencia del más intenso romance, se ha convertido en un filme indispensable para todo amante de las grandes obras de la historia del cine.

Basada en la novela homónima de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el filme, contextualizado en la conflictiva Sicilia del siglo XIX (Garibaldi y los camisas rojas), nos narra cómo el Príncipe Don Fabrizio Salina (Burt Lancaster) y su familia se ven obligados a abandonar su residencia para refugiarse en Donnafugata, un pequeño pueblo que vive aislado de la realidad común del país. Una vez allí, su sobrino Tancredi (Alain Delon), se enamorará de Angelica (Claudia Cardinale), la hija del alcalde, lo cual traerá consigo numerosos tratos y relaciones de poder entre éste último y el protagonista del filme, que poco a poco se dará cuenta de cómo el mundo que él conocía está cambiando.

“Il gatopardo” es un filme que no tiene prisa, se desarrolla paulatinamente sin la necesidad de un clímax demoledor que concluya definitivamente el argumento. Y ahí es donde recae el potencial fílmico: Visconti trata el filme con sutileza, llevando a cabo un montaje que guarda tras lo visible su auténtica esencia, razón por la cual exige al espectador una mirada atenta que no se conforme con resumir en la mente lo que ha visto, sino que, por el contrario, indague en la mente de Fabrizio Salina por tal de descubrir el mensaje que el filme pretende transmitir.

El largometraje toma un pedazo de la memoria de Italia para combinar el valor histórico con un relato ficcional que disecciona la vida del protagonista de forma minuciosa, teniendo como consecuencia la creación de un filme en el que se ponen en juego escenas de géneros diversos que van desde el cine bélico, hasta el drama y el romance, todos ellos tratados con belleza y elegancia. En definitiva, todo un conjunto de rasgos que tienen como resultado un filme cargado de reflexiones que nacen de la mente de un personaje influenciado, probablemente, por su creador.
SergiTesoro
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