Salem narra una historia buena pero no espectacular. Ciertos rituales son ridículamente complicados, fantaseosos y desagradables. Lo único que puedo glorificar de la serie es la actuación de Janet Montgomery que con sus ojos nos dice TODO. En un segundo, sus microexpresiones pasan de mostrarla fría y calculadora a empaparla de nostalgia y remembranzas de su amorío con John Alden. En mi opinión, esa mujer se merece todos los premios a mejor actriz habidos y por haber. Sin ella Salem no es nada.