Si existen dos obras maestras para el año 2013 estas sería, sin duda, "La vida de Adele" y "De tal padre, tal hijo". La de Hirokazu Koreeda es una sobresaliente muestra de su majestuoso cine familiar, ahondando en la duda de querer o no a un hijo al que descubres, después de unos años, que no pertenece a tu sangre y que lo han confundido al nacer. A través de este desgarrador sentimiento (de dudas y desamor), el director nos enseña poco a poco la falta de cariño y la pérdida irremediable de un ser querido, a la vez que ahonda en las dudas de cómo querer de buenas a primeras a un ser al que no has visto en tu vida. El tema es difícil y hay que hilar muy fino para hacer una película que no caiga en lo sensible; y este realizador lo consigue con mano maestra, entregando una película más que sobresaliente, preciosa. Una joya atemporal y necesaria del cine reciente.