Es curioso pero un género como el de ciencia ficción que da para una gran variedad de tramas y subtramas adicionales cada vez se está quedando más acotado a dos tipos de películas. Las de monstruos en el espacio tipo Alien o Pitch Black, o las sesudas sobre lo triste que lo tenemos la humanidad por cómo estamos tratando la naturaleza, tipo 2001, odisea en el espacio o Misión a Marte.
Esta película podría englobarse dentro del segundo grupo. La finalidad es buena pero le falta algo muy importante en el cine y es tensión. Pasan muy pocas cosas y se cuentan muy muy despacio. Es por eso que cuando llega el climax te da lo mismo quien muera quien viva o por qué hacen lo que hacen.
Formalmente hay que decir que la película está muy bien hecha. Es una película para ver en cine, pues si no perderíamos todos los efectos sonoros que utiliza el director.
Los actores, sin embargo, son un cúmulo de muecas. Están el macarra, la chica ecologista, el pobre idiota que la caga y se siente culpable, el heroe que no quiere serlo y el malo malísimo, en fin todos los que tenían que salir.
Creo que cada vez más este género está tomando un caracter demasiado aburrido.
Lo cierto es que este director, de lo mejor de Gran Bretaña, que apuntaba muy alto con Tumba abierta, y sobre todo con Trainspoting. Que a mí, particularmente, me encantó con Una historia diferente y 28 diás después, está perdiendo el rumbo desde La playa hasta esta última película. Estaremos atentos a lo próximo que haga