Entretenida apuesta de Álex de la Iglesia. Para los fans del ya mítico director es una apuesta que difícilmente puede salir mal. Para el resto, es una buena manera de introducirse en esta particular forma de entender el cine.

Un grupo heterogéneo se ve encerrado en un bar, mientras afuera empiezan a suceder cosas extrañas, cuanto menos. El grupo deberá resolver los misterios, prepararse para lo peor, y si puede ser, salir de la experiencia con vida.

La interpretación de todos actores emana afinidad con los personajes, todos cumplen con lo que se exige de ellos. Especialmente destacables Blanca Suárez, que carga con el peso de la trama y parece no acusarlo, y Mario Casas, que sorprende con una de las mejores interpretaciones de su carrera.

La dirección es genial desde el minuto uno. De la Iglesia sabe encadenar las escenas para que el ritmo no decaiga, más bien, aumente, según avanzas los minutos. Prácticamente toda la trama se desarrolla en una misma localización, lo cual brinda oportunidades que el director sabe explotar de manera, generalmente, brillante.

Desde luego no estamos ante una de las revelaciones de la última década, pese a que el director tenía material para ello. Estamos ante una historia original, que tontea con la comedia, la intriga y el drama, bien dirigida, bien interpretada, y con un guión competente que sabe lo que quiere desde el minuto uno.